Tenía tan solo 8 años. Sus maestros y compañeros de clase no supieron exactamente lo que sucedía pero vieron morir a Tania Guerrero, sin poder hacer nada por ella.
La estudiante recorrió los pasillos en busca de ayuda. Su maestra estaba fuera del salón cuando ella se llevó a la boca una tachuela y se la tragó accidentalmente. Encontró a un adulto, después de varios minutos. Era el maestro de educación física del colegio Doscientas Millas Peruanas, en Lima, quien aplicó una técnica de reanimación cardíaca, sin saber lo que realmente le había ocurrido.
“Mi hija se tragó la tachuela y la profesora no estaba. La profesora no estaba, mi hija ha bajado al primero piso pidiendo ayuda señalando la garganta”, relató a medios peruanos Roy Guerrero, padre de la menor, quien aseguró además que su hija no encontró a nadie en la unidad de primeros auxilios y volvió a subir desesperada en busca de asistencia, pero sin éxito.
El padre de la pequeña víctima denunció demora en el traslado al hospital. En la morgue extrajeron la tachuela del cuerpo de la menor.
Estaba alojada en la tráquea. La hija del director del colegio reconoció que no sabe de los procedimientos exactos que se deben aplicar en emergencias como la presentada. Confirmó que a la niña le aplicaron una maniobra de reanimación cardiopulmonar, pero no fue lo adecuado según un médico del Cuerpo de Bomberos de Lima.
La menor de edad debió haber recibido la maniobra de Heimlich, una técnica que consiste en presionar el área entre el ombligo y el esternón.
“Si el paciente puede hablar o toser se tiene que estimular que tosa para que pueda eliminar el cuerpo extraño”, declaró el médico especialista, Juan Luis Arce, del Cuerpo de Bomberos de Lima.
Desafortunadamente, la ausencia de esas maniobras derivó en un mal procedimiento que le habría costado la vida a la menor. En medio del duelo, los padres han iniciado acciones legales contra el colegio, alegando desconocimiento para proceder ante una emergencia como la recién vivida en sus instalaciones.
