Este domingo se emitió un nuevo capítulo de MasterChef Chile, donde el desafío de eliminación era cocinar langosta.

Como es ampliamente sabido, los bogavantes, al igual que las langostas, deben ser sumergidos vivos al agua hirviendo -o bien matarlos justo antes de hacerlo- debido a que esta práctica ayuda a reducir el riesgo de intoxicación alimentaria grave por bacterias de tipo Vibrio, como explicamos en una nota anterior de BioBioChile.

En este sentido, si una langosta o bogavante muere, sólo tienes unas horas antes de que estas bacterias florezcan y una vez que lo hacen, es casi imposible deshacerse de ellas. Es más, incluso la cocción de carne de crustáceo contaminada no mata todas las bacterias, es por eso que muchos prefieren mantenerlas vivos hasta hervirlas.

Aunque se salvó de la prueba, la concursante Karen Saavedra reaccionó muy mal al enterarse de la dinámica, pues aseguró angustiada -hasta las lágrimas- que no podía presenciar el sufrimiento de estos animales.

“Me da un dolor pero soberbio, son como langostas, está ahí vivo, se está moviendo, para mi es horrible, yo no puedo matar a un animal. Sí, preparo carne, como carne, ya, pero me entregan el trozo faenado, yo no veo sus ojitos, no veo que están vivos”, dijo llorando.

Luego, le dijo a Jefrey: “No quiero presenciar la prueba, no puedo, de hecho si yo hubiese estado abajo yo renuncio, yo me voy de ‘Masterchef’ yo no voy a renunciar a mis principios animalistas, ni morales, ni por la vida, yo no mato ni a una hormiga, no puedo presenciar algo… me afecta demasiado”.

Esta situación desató una ola de críticas en redes sociales, pues la mujer de 33 años no es vegetariana y por lo tanto, come carne de muchos otros animales sin mostrar la misma sensibilidad.

Sin embargo, también hubo quienes empatizaron con su sufrimiento, pues argumentaron que no es fácil quitarle la vida a un ser con tus propias manos.

¿Sufren las langostas al ser cocinadas vivas?

Probablemente como este animal marino es, de cierto modo, ajeno al humano y no tiene una estructura que cause empatía -como otros animales comestibles- muchos tienden a creer que simplemente no sienten dolor, pero la verdad es que no está del todo claro.

Mientras algunos creen que su estructura primitiva no le permite sentir dolor, el doctor Jaren G. Horsley, zoólogo especialista en invertebrados, aseguró a PETA que las langostas tienen un sistema nervioso muy complejo, el cual les transmite grandes sensaciones de dolor cuando son cortadas. De la misma forma, al sumergirlas vivas en agua hirviendo, “sacuden sus cuerpos salvajemente y arañan las paredes de las ollas en un intento desesperado por escapar. Peor aún, como las langostas no entran en estado de shock cuando son heridas, pensamos que sienten cada momento de sus lentas y dolorosas muertes cuando son cocinadas vivas, en una práctica que el investigador Gordon Gunter describió en la revista Science como ‘tortura””, señaló.

Ante la duda, en enero Suiza anunció que prohibiría hervir langostas vivas. Tal como recoge el diario español El País, a partir de marzo el gobierno suizo no permite esta práctica culinaria, por lo que ahora los chef deben “aturdir” a estos decápodos antes de cocinarlos. Además, tampoco podrán transportarlos ni guardarlos en hielo.

“Los crustáceos vivos, incluida la langosta, no podrán ser transportados sobre hielo o agua helada. Las especies acuáticas deberán mantenerse en su entorno natural”, dice la nueva ley.

Otro país con normativas en la misma línea es Italia, donde un tribunal determinó el año pasado que las langostas no podían conservarse vivas en hielo en los restaurantes porque esto causa un “sufrimiento injustificable” en esta especie.