Ya han pasado 13 años desde aquella escena en que la exmodelo María Eugenia Larraín entró al Aeropuerto de Santiago en silla de ruedas y mostrando las heridas que tenía en su pierna, lo que catapultó su posterior divorcio con el extenista Marcelo Ríos.

Aquellas heridas en el cuerpo de Larraín se produjeron en un accidente automovilístico que sufrió durante unas vacaciones que tomó la pareja en Puerto Rico, luego del choque del vehículo por un descuido de Ríos.

En conversación con el matinal Hola Chile de La Red, “Kenita” indicó que aquel accidente fue uno de los detonantes de su posterior separación.

“Yo no llegué a Chile en silla de ruedas. Llegué al aeropuerto saltando en un pie, porque había una rodilla que me dolía mucho por las heridas”, indicó.

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La actual numeróloga agregó que para ella fue una mala decisión casarse con el deportista, reconociendo que ambos “no tenían nada en común”.

“Aún así me casé con él. No digo que sea una mala persona, simplemente digo que no tenemos nada en común. Ahora lo veo como un extraño”, declaró.

Por último, Larraín confesó que aquel divorcio fue uno de los momento más difíciles de su vida, aunque insistió en que le sirvió para “aprender sobre la vida”.

“La separación fue uno de los momentos más dolorosos, fue terrible. Había apostado a hacer mi familia, di el paso para casarme. Era otra oportunidad que me daba la vida, pero tampoco resultaba”, concluyó.

Cabe señalar que María Eugenia se casó en 2015 con el empresario Sergio Ader, con quien tiene un hijo.