No cabe duda que Américo es uno de los grandes artistas chilenos de esta generación. Con miles discos vendidos, el cantante se ha ganado el respeto y el cariño del público, quienes lo apoyan en cada paso que da.

Sin embargo, sus primeros años de vida no fueron nada fáciles, y tuvo que enfrentar episodios muy complejos que lo llevaron a estar al borde la muerte.

Esa desconocida parte de su historia se reveló en su biografía autorizada Yo soy Américo, escrita por el periodista Mauricio Jürgensen, donde cuenta episodios de abuso de alcohol, violencia e incluso un intento de suicidio.

En el libro el cantante explica que el amor siempre ha sido una de las debilidades de su vida. Uno de sus momentos más duros tuvo que ver con eso.

Cuando tenía 18 años, el cantante se enamoró de una joven llamada Carolina con quien tuvo una tortuosa relación que terminaba frecuentemente ante cualquier problema.

En marzo de 1995, tras uno de estos quiebres, Américo intentó quitarse la vida. Según consigna la revista Sábado de El Mercurio, el artista fue a la farmacia y pidió una caja de Bromazepam (una clase de benzodiazepinas), que supuestamente era para su abuela, y para la cual tampoco le pidieron receta.

Tras llegar del colegio a su casa, tomó 30 pastillas y quedó inconsciente. Su madre lo encontró a las seis de la tarde tendido en su cama y con uniforme.

Como toda mamá, su primera reacción fue enojarse por no cuidar su ropa y por estar durmiendo a deshora, pero cuando no logró despertarlo comenzaron los gritos.

Desesperada como estaba, la mujer logró llevar a su hijo al hospital Juan Noé en Arica, donde le hicieron un lavado de estómago y posteriormente lo llevaron al sector de psiquiatría.

En ese lugar fue encadenado a la cama y le prohibieron las visitas. Allí vio a decenas de personas con enfermedades mentales, algo que quedó muy plasmado en su memoria.

Una semana después fue dado de alta y su madre decidió que comenzara a trabajar con su padre Melvin, quien era cantante y tenía una banda.

Con el paso del tiempo, ese episodio quedó en el pasado y se concentró en su carrera como artista. Las cosas iban bien y tenía mucho trabajo… demasiado quizás, lo que finalmente terminó por pasarle la cuenta.

En medio de su creciente éxito, en 2014, Américo intentaba escapar del estrés y se daba un “recreo”, que consistía en encerrarse en su casa a beber. Y aunque cumplió con todos sus compromisos, el alcohol se convirtió en un problema.

El whisky con poco hielo se convirtió en su trago preferido. En 2015, las cosas se salieron de control y pasó tres días bebiendo. Cuando su familia intentó hacerle ver que la bebida se había convertido en un problema, su reacción no fue la mejor.

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“Me saco la chucha trabajando y no voy a poder tomarme un trago en mi propia casa? ¿Me estoy chupando la plata de ustedes, acaso? ¡Váyanse a la mierda y déjenme tranquilo!”, les dijo según consigna la revista nacional.

Tras ello, su entonces mánager le hizo ver la situación y le propuso ingresar a una exclusiva clínica de rehabilitación ubicada en Argentina. Américo no aceptó asegurando que no era para tanto y por el temor que le causaba volver a pasar por un centro psiquiátrico.

Sin embargo, el lugar estaba lejos de ser lo que él pensaba, por lo que finalmente optó por aceptar y someterse a un tratamiento que lo ayudó a manejar sus problemas de abuso de alcohol.

Hoy su vida es mucho más sana y su carrera sigue en ascenso, al igual que su familia.

Yo soy Américo será lanzado el 12 de junio, aunque ya se encuentra en preventa.