Dove Cameron compartió con sus seguidores de Instagram una reflexión donde explica los trastornos mentales que padece: depresión y disforia. La actriz señala que está aterrorizada con su propia imagen.

Dove Cameron, la ex chica Disney conocida por sus papeles en la serie Liv y Maddie y en la película Descendientes, compartió en sus redes sociales el crudo momento que atraviesa.

En el post de Instagram, la actriz y cantante, admite que sufre depresión y disforia. “No sé si alguna vez podré vivir así, si alguna vez encontraré un ritmo en este trabajo donde la percepción es uno de los pilares fundamentales”, comentó

Además, contó que está luchando contra sí misma, ya que tiene conflictos con su propia percepción. “He mantenido los espejos tapados últimamente. Me he sentido mal con ropa que me hacía sentir hermosa y he estado llorando muchísimo”, dijo en su testimonio.

También señaló que tiene una profunda creencia de que ella no es buena persona. “Es como si no se me permitiera ser como soy, estar aquí. Siento que tengo que ser otra cosa si se me va a permitir estar aquí… y yo quiero estar aquí”, agregó.

¿De qué trata la disforia que sufre Dove Cameron?

La disforia es un trastorno que se presenta durante cuadros depresivos y provoca desorden emocional, temor intenso y cambios en el estado de ánimo.

Además, puede generar ansiedad, autolesiones, trastornos alimentarios, abuso de sustancias y otros problemas.

“Lo único que tengo muy claro es que me interesa una vida libre de mí misma. Más fácil en la teoría que en la práctica, pero estamos haciendo espacio”, comentó Cameron.

Por otro lado, señaló que a pesar de lo difícil que es manejar las plataformas públicas para alguien en su situación, estas pueden ser un conductor al cambio.

“Empiezo a tener la esperanza de que la plataforma pública en la que me ha resultado difícil aprender a ocupar un espacio, pueda ser en realidad el conducto para el cambio, apoyo mutuo, exploración y seguridad”, afirmó.

También hizo hincapié en la importancia de “hablar de las cosas que nos aterrorizan” y darle un espacio real a esos temas. “Tal vez los espacios menos humanos puedan convertirse en los más humanos, si así lo queremos”, finalizó.