Si hablamos de Luis Miguel Dominguín, es referirse a uno de los toreros más famosos de España, entre 1940 y 1950.

Pero no sólo eso. Se trataba de un hombre que conquistó el corazón de Lucía Bosé, la actriz italiana que arribó en la década de los cincuenta a la madre patria y a quien luego traicionó en múltiples ocasiones, dando las cornadas suficientes para fatigarla, esas que no recibió de los toros a los que también lastimaba en su ejercicio taurino.

Antes de darse cuenta de lo que pasaba frente a sus ojos, o probablemente evadirlo, Lucía hizo una vida en común con el famoso torero. Juntos, procrearon 3 hijos, entre ellos Miguel, quien iba formándose un destino, junto con una identidad nada parecida a su padre.

La agencia de noticias EFE, recoge una historia en la que Bosé, ahora de 65 años, vivía un progresivo despertar hacia sus preferencias sexuales, no sin antes causarle pesadillas a Dominguín, quien trató de darles una estocada de la peor forma.

“Maricón, Lucía. El niño va a ser maricón”

“Las memorias del capitán trueno”, es el libro que está siendo ampliamente anunciado en territorio español. Son las que el cantante Miguel Bosé, hablará de su vida sexual con hombres y mujeres, pero también de su tormentosa relación con sus padres, en especial con Luis Miguel.

Resulta que cuando Bosé era un niño, su padre vio en él actitudes que le significaron una amenaza a su “hombría”. Ideó un plan, mal ejecutado, para ir al rescate. Pero, irónicamente, lo puso en peligro.

“Lucía, me han dicho que el niño lee, que lee mucho, sin parar”, cuenta Miguel Bosé que su padre le comentó a su madre.

“Y mi madre le preguntó que cuál era el problema con que yo leyese y él contestó: ¡Maricón, Lucía, el niño va a ser maricón!.”

Es el relato del artista que se hará presente en su publicación, en la que también figura la idea para evitar a toda costa que el niño se hiciera “maricón”. Lo llevó de excursión a un safari, en Mozambique. 10 años tenía Miguel y mucha reticencia a ir. Pero no tenía opción.

El médico de la familia les recomendó que le dieran unas pastillas de quinina. Eso evitaría que contrajera paludismo en tierras africanas. Su padre no se las suministró y pasó lo que se temía: Miguel Bosé enfermó gravemente en el viaje que se suponía era el medio para no caer en una preferencia sexual que chocaba a su padre y, sin embargo, casi lo deja sin las batallas que emprendió más adelante contra la homofobia.

Lucía Bosé, en palabras de su hijo, no podía digerir que su marido, quien era un torero de renombre internacional “y de formas exquisitas, fuera tan poco evolucionado en ciertos temas básicos muy vitales. Le parecía retrógrado y muy paleto, sin hablar de lo machista”.

La infancia de Miguel Bosé, ante el pánico que le tenía a su padre, es relatada en su libro.
Agencia EFE

La estrategia para que al niño Bosé “le iniciase la hombría”

En el fallido recorrido, que incluyó 3 campamentos, Dominguín intentó, además, que una adolescente de 16 años, le “iniciase en la hombría” a su hijo (Sí, de 10 años).

La descabellada forma del torero, hizo ruido en las personas presentes en los campamentos. De hecho, Bosé relata que fue uno de los acompañantes, en lo que se supone era una aventura, quien impidió semejante iniciación sexual entre el niño y la joven adolescente.

Las semanas que duró su permanencia en Mozambique, fueron tortuosas. El padre de Miguel lo hacía caminar kilómetros y kilómetros. La humanidad del entonces niño se debilitaba producto del paludismo. Estaba débil, pero no podía demostrar la debilidad que tanto enfurecía a su padre.

Las palabras hirientes fueron parte del recorrido, ya que ofrecía darle un tortazo (golpe) por “nenaza”.

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Venga, no seas nenaza, levántate y camina como un hombre y déjate de mareos o te vas a enterar de lo que es uno de verdad del tortazo que te voy a meter, y basta ya de tonterías”.
- Luis Miguel Dominguín, a su hijo Miguel Bosé.

(En ese momento) “me rendí para siempre. Entendí que nunca conseguiría estar a la altura de sus expectativas”, asegura Bosé, quien aprendió a tenerle “pánico” a su progenitor. Para cuando finalizó el safari, pesaba menos de quince kilos.

Lo que vino después, fue un quiebre definitivo entre Lucía y el torero, quien casi sale envestido tras su homofóbica estrategia que casi le cuesta la vida a su hijo.

La familia Dominguín Bosé aparentaba felicidad pero habían abusos e infidelidades de su patriarca.
Agencia EFE

Luis Miguel, echado a punta de escopeta por Lucía

Un Miguel debilitado emprendía su regreso a España, junto a su padre. La experiencia fue de las más debilitadoras, literalmente hablando. A duras penas podía caminar, pero su padre le exigía esa cuota de hombría que había decidido buscar en otro país, sin siquiera tomar las precauciones médicas recomendadas desde un inicio.

Cuando padre e hijo arribaron a su hogar, vino otra convulsión significativa.

Enterada del periplo del niño, comprobable con su deplorable estado de salud, Lucía echó a su padre de casa “nada más llegar de África y le dijo que no quería verle en el resto de sus días y que si al niño le pasaba algo, le pegaría dos tiros”, relata Bosé. Presenciar esa escena inolvidable para cualquiera. De hecho, medios como abc.es, la tienen en un relato particular al libro en el que el cantante rememora el episodio.

Según el citado periódico, la madre de Bosé tomó una escopeta y apuntó hacia la humanidad del torero. No obstante, relata otras razones, muy distintas al paludismo contraído por su hijo. Y es que la reacción fue debido a las constantes infidelidades de su marido. La que derramó el vaso, fue la de este con Mariví, la prima de Lucía.

Usando sus influencias políticas, Luis Miguel sacó la carta del dictador Franco, con quien tenía una relación amistosa y la amenazó con quitarle a sus hijos: Paola, Lucía y Miguel. Sin embargo, la madre del futuro cantante le dejó claro con el arma larga cargada hacia dirección del torero, que no le importaban sus conexiones. El hombre, debió abandonar la casa

En el relato de Bosé, queda en la memoria que después del incidente pasó el resto del verano en una silla de ruedas convaleciente de esa “herencia”, tal como denomina el paludismo que la homofobia de su padre le dejó.

Miguel Bosé lidió en su primera infancia y más con la dualidad de amar y temer a su padre.
Agencia EFE