Sebastian Stan es uno de los actores del momento. Aunque lleva décadas de carrera, su rol de Jame “Bucky” Barnes en las películas de Marvel lo puso en la mira y se transformó un galán admirado a nivel mundial.

A sus 38 años, el actor tiene un físico trabajado que saca suspiros en redes sociales, por lo que nadie pensaba que podría sufrir por cómo luce, pero la realidad es que sí lo hace.

En una entrevista con Men’s Health, el protagonista de Falcon and The Winter Soldier confesó haberse sentido poco cómodo con su cuerpo, especialmente mientras se encontraba en el set de las películas de MCU, comparándose con actores como Chris Evans y Chris Hemsworth.

Su inseguridad lo obligó a presionarse más allá del límite en el gimnasio, para poder acercarse un poco a sus colegas y aumentó su masa muscular.

“Estaba tan inseguro estando cerca de (ellos) (…) así que comencé a levantar pesas y comí mucho”, dijo.

“Recuerdo que me presenté (en el set de Captain America: Civil War) y estaba un poco más grande de lo que había estado en ‘The Winter Soldier‘. El brazo (metálico de su personaje) estaba un poco más apretado. Incluso llegaba a perder circulación”, reconoció.

Fue el entrenador Don Saladino (que también trabaja con Blake Lively) quien ayudó al intérprete a encontrar un equilibrio e incluso en 2019 publicó una imagen sin polera ni retoques, algo que siempre había evitado.

“Después de 7 años con @donsaladino, tuve un buen día, me aguanté y finalmente publiqué esto… He estado trabajando con este tipo durante años de juicio propio y guerras mentales cuando se trata de fitness y VIDA, y HOY me estoy dando un descanso y reconociendo el arduo trabajo que hemos hecho”, escribió.

Gracias a su entrenador, el actor dejó de compararse con sus colegas, especialmente por la diferencia de músculos que existe entre ellos y continuó trabajando en su cuerpo solo por él.

“En este momento mi cuerpo probablemente se encuentra en la mejor forma en la que ha estado”, reconoció Stan.

Dismorfia

Aunque el actor no lo dijo, muchos comezaron a afirmar que padecería de un trastorno de dismorfia corporal, que se según la Clínica Mayo es un trastorno mental caracterizado por la preocupación excesiva por un defecto corporal mínimo o imaginario.

Las personas con dicho problema convierten aquel defecto en una obsesión y dedican muchas horas a intentar solucionarlo, llegando a tomar medidas extremas.

El trastorno podría llevarlos a desarrollar ansiedad y depresión, por lo que el tratamiento incluye psicoterapia y en ocasiones medicamentos para controlar el ánimo.