Una diferencia del 20% en las tasas de realización de práctica es lo que enfrentan las estudiantes que salen de especialidades industriales en los liceos técnico-profesionales, debiendo los profesores incluso hacer esfuerzos adicionales para conseguir que las empresas las acepten.

Esto es parte de los resultados de un estudio de la Universidad Alberto Hurtado divulgados por El Mercurio, que detalla también sobre esta brecha de género que las mujeres representan sólo el 16% de las matrículas en estas especialidades, contra el 79% que abarcan otras consideradas “femeninas” según perspectivas más tradicionales.

Según explica la investigadora a cargo de este análisis, María Paola Sevilla, el problema de esto radica en que el área industrial “generalmente está asociada a mejores retornos salariales y mejores proyecciones”, por lo que reproduciría la brecha salarial.

Además, la situación trascendería los liceos alcanzando a la educación superior, en que sólo un 37% de las mujeres se mantienen en estas especialidades “tradicionalmente masculinas”, mientras que el resto “retoma las trayectorias formativas típicas femeninas, asociadas a servicios”.

“Muy pocas mujeres entran a las especialidades industriales, y las que entran se dan el camino de vuelta a Enfermería o Párvulos”, plantea Sevilla.

“Son damas”

Según indicó la investigadora al medio, actualmente se evidenciaría una especie de e hacia las trabajadoras de los rubros industriales, que contrasta con los ambientes hostiles que se habrían encontrado en años pasados.

Asegura que actualmente los colegas “las tratan bien, las cuidan”, revelando a su juicio un pensamiento de que “las mujeres son maravillosas, pero débiles, por lo que hay que cuidarlas”.

Respalda esta tésis en entrevistas realizadas a docentes como parte de la investigación, uno de los cuales expresó que “yo les doy preferencia en algunos casos, porque son damas”.

Además, el análisis detectó que a las alumnas se les relegaría a cumplir con ciertas funciones, coartando sus oportunidades de aprendizaje.

Una propuesta que aborda Sevilla, como complemento a intervenciones educativas en los docentes, es que se establezcan cuotas que garanticen que haya cupos para las mujeres de estas especialidades.

Al respecto, desde el Ministerio de Educación admitieron que hay “estereotipos de género que restringen las opciones de las alumnas”, por lo que aseguraron que tomarán el estudio de la UAH para “contar con insumos para la elaboración de políticas públicas para ampliar las perspectivas vocacionales de las estudiantes”.

Macarena García, investigadora del Centro de Justicia Educacional de la UC, acotó que “vemos, como nunca antes, a las mujeres buscando un lugar en espacios considerados tradicionalmente masculinos, lo que, naturalmente, no se traducirá solamente en una ganancia para ellas, sino también para los varones”.