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La UMAG instaló 65 cámaras para documentar felinos nativos en la Patagonia, pero descubrieron luces misteriosas en las fotos. Las imágenes han sido analizadas por expertos en fenómenos aéreos anómalos y plasmoide, un gas ionizado, también se considera como posible explicación. Este fenómeno único ha desconcertado a científicos y podría ser investigado por una década más. La leyenda mapuche de las "malas luces" se relaciona con este suceso inexplicable en la pampa austral.
En noviembre de 2023, un equipo de la Universidad de Magallanes (UMAG) instaló 65 cámaras especiales en diversas partes de la Patagonia, con el fin de documentar a felinos nativos como el Gato Pajero (sí, así se llama), un animal propio de las pampas de Argentina y Chile cuyo número ha ido descendiendo de forma preocupante.
Sin embargo tras revisar más de 365.000 fotografías y videos, se toparon con algo que no esperaban.
Según indicó el biólogo de la UMAG, Alejandro Kusch, tres fotografías tomadas en secuencia muestran una serie de luces cuyo origen aún es inexplicable.
“En una cámara ubicada a la orilla de una pradera, muy alejada de cualquier camino público y enfocada en el horizonte, aparecieron algunas luces que aún no podemos explicar. En apariencia estas luces, que al principio se ven distantes, se aproximan y permanecen frente a la cámara, deslumbrando su foco, en un movimiento que parece ser descendente”, explicó el científico a un podcast de la UMAG en agosto.
A partir de entonces, la Universidad decidió compartir las imágenes con organismos como la Sección de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (SEFAA) de la DGAC, o el Museo OVNI de La Serena, con el fin de que sean analizadas por expertos.
Según indicó el investigador del Grupo de Estudios Ambientales de la UMAG, Rodrigo Bravo Garrido, a la revista LiveScience, se trata de una oportunidad única para estudiar qué produce estas luces, dado que las cámaras operan bajo un protocolo estricto de supervisión junto a sensores infrarrojos y de movimiento que impiden cualquier manipulación.
La siguiente es una imagen de la misma cámara durante el día, mostrando que no existen construcciones humanas cerca que puedan emitir luces:
“No es la primera vez que este fenómeno es descrito en la zona, pero sí es la primera vez que se logra documentar de forma tan fiable”, explicó Bravo.
“Las malas luces” de la historia mapuche
El investigador hace referencia a una antigua leyenda indígena llamada anchimallén o “malas luces”. Según los relatos de las tribus mapuches más australes, en ocasiones los espíritus de las personas se convertían en el anchimallén, una esfera de luz radiante que estallaba en centellas, y cuya aparición era indicio de muertes, enfermedades u otros males.
Pero encontrar una explicación más afin a la ciencia está resultando complejo.
Un primer reporte de los técnicos del Museo OVNI de La Serena indica que las imágenes pudieron ser gatilladas por una araña o polilla que se acercó, ya que la primera foto muestra a un insecto en una de sus orillas.
Sin embargo este insecto no aparece en las fotos posteriores, ni tampoco explica los destellos. Una posibilidad es que el animal haya provocado los disparos de la cámara coincidiendo con el fenómeno lumínico.
“Podríamos estar hablando de dos fenómenos diferentes: uno natural que gatilló la cámara y el otro, un fenómeno lumínico que todavía no podemos explicar”, aseguró Cristian Riffo, director del Museo OVNI de La Serena.
Plasmoides en la Patagonia
La UMAG también compartió su material con Freddy Alexis, conductor del programa “Mundo Insólito” de UCTV, quien tras realizar análisis espectrográficos y de trayectoria de las luces en las imágenes, concluyó que podría tratarse de un rayo esférico, un fenómeno aún discutido por la ciencia en que gas incandescente ionizado forma una esfera antes de “estallar” en forma de rayos, como lo muestra la siguiente fotografía:
¿El problema? Los rayos esféricos están vinculados a tormentas, y las imágenes fueron captadas un 21 de enero, a las 00:22 horas, en pleno verano, sin las condiciones requeridas para que se produzca una tormenta eléctrica.
Eso deja la posibilidad de que se haya tratado de un plasmoide.
Claro que plasmoide no es el nombre de una raza alienígena, sino fenómenos donde el plasma -el cuarto estado de la materia equivalente a gas cargado eléctricamente- interactúa con el campo magnético de la Tierra y que, por su extrema rareza, aún son muy poco estudiados.
Un plasmoide no sólo tiene una existencia brevísima, sino que las condiciones para su formación deben ser muy especiales, como las “luces misteriosas” de la localidad de Hessdalen en Noruega.
Según el reporte de Alexis, asumiendo que se trata de un objeto o fenómeno distante, las luces se habrían estado moviendo a una velocidad de 947 kilómetros por hora, lo cual coincidiría con el hecho de que los plasmoides se desplazan a altas velocidades.
Y por cierto, una coincidencia natural para la leyenda mapuche del anchimallén.
Una década para continuar investigando
Rodrigo Bravo indicó a la revista especializada que el proyecto de documentación tiene proyectado continuar por al menos 10 años más, e incluso con la instalación de cámaras adicionales, por lo que tienen la esperanza de volver a captar el extraño fenómeno luminoso.
“Los científicos involucrados en esto estamos ansiosos por saber qué era esto. De eso se trata la ciencia: de saber qué sucede en la naturaleza”, concluyó.
En tanto, los investigadores del Museo OVNI de La Serena anunciaron que se trasladarán a la zona para captar datos adicionales, como el tipo de terreno, las condiciones de luminosidad y otros factores ambientales que puedan ofrecer mayores explicaciones.
