500 y tantos años antes del inicio de la Era Contemporánea, o sea, hace más de 2.500 años, el filósofo griego Heráclito de Éfeso comprendió que la realidad entera, el mundo entero y cada uno de nosotros, estamos todos en una carrera de transformaciones permanentes y veloces, por efecto de la misteriosa fuerza que es el tiempo.