Es impresionante comprobar qué cantidad de tontos de remate, de esos que se sienten muy habilosos, logran avanzar en la política y en las fuerzas armadas, hasta ocupar altos cargos, incluso en los países supuestamente más civilizados del planeta.

Como vimos la semana pasada, el globo atmosférico chino que fue arrastrado por un ventarrón hacia territorio estadounidense dejó a los grandes medios noticiosos dando tales alaridos que el pobre Joseph Biden no tuvo más remedio que lanzar escuadrillas de sus mejores aviones de combate, de esos que cuestan más de 200 millones de dólares cada uno, para encarar lo que la “narrativa” publi-periodística mostraba como una invasión gravísima y peligrosísima.

Por último, para no parecer débil, hizo derribar el globo chino disparándose un formidable misil de esos que cuestan 400 mil dólares cada uno.

En tanto, una muchedumbre de supuestos testigos comenzó a dar cuenta de supuestos avistamientos de otros objetos voladores que podrían ser también espías de los chinos, o de los rusos, o, fíjese Ud., de fuerzas armadas alienígenas.

Escucha aquí la columna de Ruperto Concha