Ese supuesto “Globo espía” de los chinos, que derribaron en Estados Unidos, según lo que se sabe, era un globo realmente enorme, de sesenta metros de alto y unos 40 metros de diámetro en su parte más ancha. Y en su gran barriga hueca contenía algo así como 40 mil metros cúbicos de una mezcla livianísima de gases, al parecer de nitrógeno con hidrógeno, que lo elevaba hasta unos 12 mil metros de altura, llevando una carga de algo más de 300 kilos.

Si Ud. alguna vez ha tenido un globo de juguete, de esos que flotan y se elevan en el aire, sabrá muy bien que no se puede manejar el globo para que vaya en una dirección como lo haría un avioncito de papel. No. El globo simplemente va flotando en la dirección en que sople la brisa.

Si Ud. quisiera ponerle un motorcito de esos de avión de juguete, vería que igual nomás el globo, si es que logra levantar su peso, igual no logra moverse contra la brisa. ¡Y qué decir si en vez de brisa hay viento!

Bueno, un motor para que el globo gigante pudiera avanzar manteniendo su rumbo contra un ventarrón… ¡tendría que ser hasta más grande que el motor de un avión de pasajeros!

Escucha aquí la columna escrita y dirigida por Ruperto Concha