Esta es una típica obra que obliga a hacer al menos una pregunta previa: si el espectador conoce o no los fundamentos teóricos del montaje, en qué se inspiró el autor y director Claudio Santana y qué recursos selecciona como soportes escénicos.

Dice que se trata de un:

-“Proceso actoral vivo en torno al gran concepto del alma, la esencia, y aquello que nos permite e impide ser humanos.

-“Estos conceptos están desplegados en una fábula que nos habla del arte como camino de trascendencia o búsqueda de sanación en un contexto nacional de continuidad de la dictadura cívico-militar hacia una postdictadura que nos ha dejado un presente trastornado de sálvese quien pueda”.

Si tiene esa información tal vez siga la obra con interés, ya que hará las conexiones intelectuales con que la propuesta desafía al espectador, incluso para apreciar el esfuerzo corporal del elenco.

Pero si carece de esos antecedentes, verá una serie de ejercicios de ensayo de siete actores que caracterizan a artistas chilenos exiliados que quieren construir una obra que les permita reinsertarse en el nuevo Chile más comercial y que desprecia la cultura.

Según el director, la obra es:

Una suerte de mirada irónica y al mismo tiempo sagrada del legendario “actor santo” Cieslak y su trabajo dentro del Teatro Laboratorio Polaco. La idea se transformó en la recreación de una jornada de trabajo de un grupo de actores chilenos exiliados que necesitaban de un trabajo teatral para reinsertarse en el medio chileno de post dictadura, impunidad y extrema economía de mercado. Así es como deciden copiar una obra del mítico Jerzi Grotowski, “Apocalypsis cum figuris”.

Otros recursos

El archiconocido recurso del “teatro dentro del teatro” no es el núcleo de la obra, aunque el matiz está siempre presente.

Agrega Santana:

Con esa pequeña historia nos pusimos a trabajar de manera práctica sobre las fuentes de “Apocalypsis…”, la figura de Grotowski, diversos textos fueron reelaborados: “El Gran Inquisidor”, de Dostoievski, poemas de T.S. Eliot, Gonzalo Millán y Manuel Rojas, además del film “El espejo” de Tarkovski, documentales sobre Grotowski, con sus escritos que limitan con la filosofía…

Performer Persona Project
Performer Persona Project

Qué ve el espectador: actores sobre un escenario desnudo, cuyos cuerpos intentan constituirse como único recurso escénico, una performance extendida que intenta encontrar su sentido y que, en momentos, logra vincularse con el público, sobre todo en el canto y algunos juegos corporales.

Dice el director:

Finalmente, todo este material fue compuesto de forma muy libre, siempre llevados por este principio de trabajo de la Dramaturgia Práctica. Apostamos por una narración desapegada de los modelos textuales conservadores del teatro actual, construidos sobre la palabra, el diálogo y las historias. Nos apoyamos en la “Teoría Estética” de Th. Adorno con respecto a “Lo mimético y lo estúpido”, que valora la constelación animal/loco/payaso como capa fundamental del arte”.

En su trabajo anterior, Perdiendo la batalla del ebr(i)o, basado en textos de Tomás Harris, Claudio Santana utilizó la misma metodología y recursos.

Pero esa vez, el espectador no necesitó tener un conocimiento previo para vincularse en plenitud con una propuesta que, a través del “cuerpo, la palabra, el canto, el ritmo y las acciones, en una espacio vacío y en proximidad con el público”, llenó el escenario de frescura, aromas, emociones y grata convivencia.

Teatro del Puente. Parque Forestal s/n. Viernes y sábado, 21.00 horas; domingo 20.00 horas. Entrada general $ 6.000; tercera edad $ 4.000; estudiantes $ 3.000. Hasta el 18 de diciembre.