La demanda de Greta Thunberg, ante la inconsciencia, negligencia o lentitud de los Estados que forman del sistema internacional para dar debida respuesta al impacto del cambio climático, que pone en riesgo el futuro de la humanidad, ha creado una nueva esfera de acción política y social que ahora adquiere un alcance global.
En efecto, las movilizaciones simultáneas realizadas en diversos países y continentes representa un nuevo ejercicio de carácter multinacional, inevitable en la época global, porque aún cuando la soberanía nacional es un instrumento esencial para la seguridad internacional, resulta imposible desconocer que hay materias que afectan decisivamente a la totalidad de la humanidad que sólo pueden ser abordadas para su solución en el ámbito global.
A la toma de conciencia de esta visión de interdependencia de las naciones y a la incorporación de la nueva generación al interés por “la cosa pública”, Greta Thunberg ha hecho una contribución fundamental, en rigor, ha sido una palanca auténticamente insustituible en la toma de conciencia para promover una conducta que permita la cooperación y la autosostenibilidad de las estrategias de desarrollo y la comprensión de la responsabilidad Inter generacional con la preservación del planeta.
Asimismo, ha sido capaz de mostrar el agotamiento de los instrumentos vigentes de dirección, gestión y administración económica, así como, de la contradicción esencial de esta época, que crea abundante riqueza de manera social, pero que genera una exclusiva apropiación individual de ella, que lleva a quienes obtienen esos enormes activos y recursos a pensar sólo en el aumento de sus excedentes y a adquirir una mirada egoísta en lo que a la inversión de capital se refiere, entendiéndola como instrumento para agrandar sus beneficios, lejos de pensarla como resorte de bienestar colectivo y de preservación del entorno.
En efecto, sin inversión es imposible crear la riqueza social necesaria para la convivencia en paz y en libertad, porque la marginalidad, los padecimientos y la ignorancia que brotan de la pobreza exacerban la pugna social y conducen a restringir los derechos y libertades, reducen los propósitos colectivos a la mera sobrevivencia individual o de grupos y socavan la gobernabilidad democrática, abriendo paso a las condiciones que permiten la formación de regímenes despóticos.
No se puede robustecer la estabilidad democrática sin los recursos humanos y productivos que hagan posible la dignidad y el bienestar social, pero la inversión requerida para una existencia digna no puede ser una acción irracional motivada sólo por la codicia y el afán de las mega corporaciones empresariales que en su porfía de crecer sin fin depredan el medio ambiente y actúan sin límites, sobrepasando a la institucionalidad para suprimir avances sociales fundamentales como el derecho de los trabajadores a sindicalizarse y negociar colectivamente.
Las fuerzas depredadoras del medio ambiente, los grupos más inconscientes, como los que impulsan a Bolsonaro en Brasil y otros de sus aliados extremistas, se lanzaron en contra de la joven sueca, no tendrán éxito en su afán de descalificación, la lucha contra el cambio climático es una necesidad urgente para bien de la civilización humana.
La codicia alimenta el fundamentalismo de mercado y desata la toma de posiciones estratégicas por las corporaciones transnacionales que anulan la legislación y las medidas regulatorias, que compran funcionarios y resoluciones corrompiendo voluntades y socavando las estructuras de los Estados e interfiriendo la política con el uso abundante del cohecho y la manipulación de las conciencias.
Ese proceso no respeta la soberanía de los Estados, por el contrario, anula e impide el ejercicio de la misma, con el incesante movimiento de emisarios que transportan los ofrecimientos que pulverizan las políticas públicas de preservación ambiental y protección social. Estas poderosas fuerzas económicas son cuestionadas e interpeladas por Greta Thunberg, cuyo esfuerzo debe ser alentado y llevado a la práctica en acciones eficaces que tengan como meta asegurar el futuro del planeta, el hogar de la humanidad.
Camilo Escalona Medina
Ex Presidente del Senado
