El letón Mariss Jansons, considerado como uno de los directores de orquesta con más talento del mundo, falleció a los 76 años tras una carrera que le llevó a dirigir las formaciones más prestigiosas de Europa y Estados Unidos.

Jansons falleció en San Petersburgo, donde vivía y donde hizo parte de sus estudios cuando esta ciudad rusa se llamaba todavía Leningrado.

Según familiares del maestro citados por la prensa rusa, Jansons murió en la madrugada del domingo por una insuficiencia cardiaca. Desde hacía años tenía problemas de corazón que le obligaron a cambiar su actividad profesional.

El anunció de su fallecimiento provocó una ola de homenajes, en especial de las instituciones donde trabajó.

La Orquesta Sinfónica de la Radio de Bavaria, que dirigía desde 2003, rindió homenaje a “un gran artista y a una personalidad excepcional” gracias a “su precisión en el pupitre y a su visión humana de los músicos”, indicó el administrador Ulrich Wilhelm.

Su contrato con la formación alemana estaba vigente hasta 2024.

Mariss Jansons también pasó por las orquesta de Viena, entre las más prestigiosas del mundo musical.

Formaba parte del reducido grupo de directores que dirigieron la Orquesta Filarmónica de Viena en el conocido concierto de Año Nuevo, en 2006, 2012 et 2016.

Jansons colaboró con casi todas las grandes orquestas del mundo y pasó por los principales festivales. Incluso dirigió en el Vaticano ante el papa Benedicto XVI.

En 2018 “La dama de picas”, de Chaikovski, bajo su dirección, fue la estrella del festival de música de Salzburgo.

Nació el 14 de enero de 1943 en Riga, en la época en que Letonia todavía formaba parte de la URSS. Fue un alumno del jefe de orquesta austriaco Herbert von Karajan y del ruso Yevgueni Mravinski.

Adquirió estatura internacional como director artístico de la Filarmónica de Oslo, que dirigió durante veinte años, entre 1979 y 2000.

Luego se encargó de la dirección musical del Concertgebouw de Amsterdam (entre 2004 y marzo de 2015). También fue miembro honorífico de las orquestas filarmónicas de Berlín y Viena.

En una entrevista reciente describió su trabajo como un hilo “entre el sentimiento y la razón”.

“Naturalmente tengo que analizar lo que pasa cuando dirijo, no puedo solo concentrarme en las emociones y la expresión. Pero las emociones tienen la prioridad (…) Queda tiempo para en análisis después del concierto” explicó entonces.