En ambiente fue festivo. En calma. Como en todo Chile. Ni Pedrito ni el lobo. La ciudadanía pronunciándose feliz y hasta con vista al mar. Desde Santo Domingo hasta Algarrobo. Pasando por el Puerto de San Antonio, la Cartagena de Vicente Huidobro, Las Cruces de Nicanor Parra, El Tabo del Poeta Jonás y la Isla Negra de Pablo Neruda.

Por Marcel Socías Montofré

Un ejemplo de cultura cívica en el Litoral Central, salvo por incidentes mínimos en días previos, como un piedrazo que le llegó a la vieja iglesia casi en desuso de El Tabo. Casi en desuso considerando los escándalo de pedofilia en la estructura católica apostólica romana. Más bien un edificio que se rescata por su valor patrimonial y de atractivo turístico. A propósito, cunde el desempleo en el sector turismo aquí en la zona.

Lo entretenido del piedrazo a la vieja iglesia de El Tabo es otra cosa. Tal vez un signo cinematográfico de estos tiempos. Como un guiño a la película “Guasón”. Un cierto flashback con uno de los padres del anarquismo original –del que me considero declaradamente interesado como lector- como es Antonio Gramsci. Ídolo Gramsci. Me encanta.

Tiene unas frases geniales. Por ejemplo: “El Estado es apenas una trinchera avanzada tras la que se asienta la robusta cadena de fortalezas y fortines de la sociedad civil”.

Genial. Y contingente, por cierto. No hace mucho la columnista Beatriz García escribió una interesante columna en el periódico digital español “El Confidencial” donde titulaba “Las 10 frases de Antonio Gramsci que Pablo Iglesias se tatuaría en el antebrazo”.

Pablo Iglesia es uno de los líderes de Podemos es España. Es un personaje reciente de la historia política de Hispanoamérica.

Lo raro es que otra de las frases de Gramsci que aparece en el artículo es: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.

En esta parte de la lectura me da por encender una vela aquí en el Litoral de Los Poetas. De hecho don Umberto, el dueño de casa (a veces pienso que su nombre es por Umberto Eco), me preguntó hace poco por qué enciendo velas. También he visto que me miran con cierta extrañeza las cajeras del supermercado local. Es raro andar comprando tantas velas para usarlas en el día. De noche duermo tranquilo.

Pero bueno, hablábamos de “monstruos”. A los que menciona Gramsci. Por eso de cómo concibe el rol del Estado en lo que es el sentido también del anarquismo original.

Y ahí es que me da por encender las velas. Ciertos miedos. Porque resulta que el otro día buscando información para un libreto encontré una entrevista en el Canal de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.

Es una entrevista de 2012 a Juan de Dios Carmona donde cuenta detalles de la redacción de la constitución de 1980.

Dice: “la misión que tenía la Constitución era suplir las graves deficiencias que se habían encontrado en la Constitución de 1925. Y no solo eso se cumplió, sino que también se vio otra cosa, el artículo 1°, que es la más fundamental de todas las disposiciones: ahí se establece la separación de las aguas, de lo nuevo a lo que debía perecer y que había producido las consecuencias que produjo. De una nación o de una sociedad que estaba metida dentro de un Estado y que creía que el Estado era todo”.

Estaba hablando de la Constitución de 1980.

No sé. A veces pienso que es bueno encender velas y hasta incienso. Después bajar a la playa. A recuperar confianzas. Tal vez no hablar de estos temas. Mejor vivir lejos de los intelectuales de estos tiempos. Tranquilo silbando –como los que vinieron a pescar y silbar después de votar- ese viejo y repetido tango Cambalache.

Sí. Ya sé. Estoy viejo. Me encanta eso de Byung-Chul Han y el Big Data.