El último documental de Ignació Agüero, Nunca subí el Provincia, es “primo hermana de El otro día”, en palabras del director. Una divagación hermosa, muy personal, que invita a pensar, relacionar, sentir y conmoverse con un regalo: la manera como Agüero nos invita a conocer el entorno inmediato de donde vive, su barrio. Una lección de observación y humanidad.

En palabras de Ignacio Agüero, Nunca subí el Provincia surgió de “las ganas de poner en una película a un par de ancianos que pasaban continuamente cargando unas bolsas y nunca pude hablar con ellos”, saber “quiénes llegaron a vivir en ese edificio que sepultó a la panadería” y tapó su vista al cerro Provincia, y contener la experiencia de escribir una carta manuscrita.

Nunca subí el Provincia, Miradoc (c)
Nunca subí el Provincia, Miradoc (c)

Esas motivaciones, presentes en Nunca subí el Provincia, se ven ampliamente superadas por una obra que invita a entregarnos a las divagaciones y asociaciones aparentemente arbitrarias que hace el director para, a partir de ellas, estimular nuestras propias divagaciones.

Ignacio Agüero (Cien niños esperando un tren, Aquí se construye, Como me da la gana I y II, No olvidar, El otro día) ha transformado su casa en un lugar de observación. Si en El otro día mirada hacia adentro y a quienes golpeaban a su puerta, en Nunca subí el Provincia mira hacia afuera, a los vecinos, con una mirada subjetiva, cargada por sus vivencias, su ojo y humanidad.

Nunca subí el Provincia, Miradoc (c)
Nunca subí el Provincia, Miradoc (c)

En este proceso, él escribe cartas manuscritas. “Al escribirlas las palabras se agolpan en la cabeza antes de pasar al papel”, afirma Ignacio Agüero, algo parecido a lo que uno percibe en el documental, donde confluyen, además de su casa y el barrio, imágenes de documentales anteriores, familiares como de archivo personal, incluyendo escenas del extranjero.

“Aquí yo viajo más en el tiempo y en el espacio, juego con el tiempo”, afirma Agüero. “La divagación es un estado libre de pensamiento. Repetición, distracción, divagación, entretención, y hay detención, no hay premura por llegar a un clímax. Hay muchas detenciones.” “Yo no trato o desarrollo temas, es una exploración visual.”

“Cuando las imágenes no tienen una función para un relato, existen por sí mismas, es el espectador el que piensa y tiene emociones a partir de imágenes sin un fin determinado”, concluye Ignacio Agüero.

Esa es la invitación. Simplemente mirar, dejarse llevar por las imágenes, las palabras, para hacer asociaciones libres donde el pensamiento, los sentidos, las sensaciones, los recuerdos irán tejiendo un relato propio guiado por la sensibilidad y la humanidad de Agüero.

Un gran documental.

Nunca subí el Provincia, Miradoc (c)
Nunca subí el Provincia, Miradoc (c)

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