“Todo fue muy visceral”, afirma Juan Cáceres, director de “Perro Bomba”, quien dice que los haitianos conforman una “comunidad que hace grandes esfuerzos por revertir las cargas negativas con las que han sido estigmatizados, renunciando a parte de sus identidades”.

Perro Bomba -con el haitiano Steeven Benjamin de protagonista, junto a Alfredo Castro y Blanca Lewin- es la historia de Steeven, quien vive en Chile pero su tranquilidad se quiebra de manera violenta cuando su amigo de infancia, Junior, llega a Chile. Frente a fuertes abusos y los insultos del jefe donde ambos trabajan, revienta un conflicto que abordará distintos temas candentes en el Chile de hoy.

“Lo más difícil es hacer cine desde la periferia, “Perro Bomba” es una película absolutamente autogestionada”, buscamos hacer “una película popular”. Quería “una película que fuera necesaria, que pueda generar debates”, afirma Juan Cáceres, y en relación a la inmigración haitiana piensa que “algo que era divertido, exótico, empezó a transformarse en algo problemático”.

“EL racismo más viscertal se da en los sectores más populares”

“Rodamos “Perro Bomba” en la calle, sin pedir permiso a nadie”, sostiene Juan Cáceres, y “mi mayor sorpresa es que se puede hacer cine de otras formas, con otras metodologías”. Pero “recibimos agresiones violentas, en las que nos recriminaban por grabar a haitianos y no a chilenos”.

“Soy de la primera generación “pinguina””

“Me siento incómodo con el cine de tesis, con algo que ya está planteado… lo que yo quería era retratar la realidad en la forma lo más pura posible”, dice, “el cine todavía se trabaja con conceptos de las Bellas Artes”.

“Los mecanismos de Hollywood son cochinos”, afirma, convencido del rol de cine como medio para mostrar, hacer pensar y generar debate.