Una pareja española fue declarada este viernes culpable de haber drogado y asfixiado a su hija adoptiva china de 12 años, tras un juicio con gran cobertura mediática.

“Han sido declarados culpables de asesinato”, declaró a la AFP una portavoz del tribunal superior de justicia de la región de Galicia.

Asunta Yong Fang Basterra Porto, adoptada cuando era un bebé por el periodista Alfonso Basterra y la abogada Rosario Porto, fue hallada muerta por asfixia el 22 de septiembre de 2013 en un bosque cercano a Santiago de Compostela.

Los miembros del tribunal consideraron, de forma unánime, “que la víctima no tuvo posibilidad de defensa” y “se han mostrado contrarios a la concesión del indulto para los acusados”, precisó el tribunal en un comunicado.

Las condenas para los padres, Basterra, de 51 años, y Porto, de 46, ahora separados, todavía no se han fijado pero se enfrentan a 20 años de prisión.

Ellos declararon su inocencia en todo momento pero la fiscalía consideró que Porto mató sola a la niña aunque siguiendo un plan urdido por ambos.

El abogado de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, anunció que recurrirá la sentencia. “Continúo confiando plenamente en la inocencia de mi cliente”, declaró a la AFP añadiendo que, si fuera necesario, recurrirá al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

“No maté a mi hija”, afirmó Porto durante el juicio, en el que a menudo se la vio romper en llanto. La madre cambió varias veces de versión a lo largo de la investigación.

La acusación sostiene que los padres, surgidos de la burguesía de Santiago, habían administrado a la niña un fuerte ansiolítico durante tres meses para dormirla. Para el jurado, le administraron también estas sustancias durante un almuerzo para asfixiarla después.

La niña fue la primera china adoptada en la región de Galicia, cuando tenía menos de un año. Incluso protagonizó un reportaje de una televisión local donde sus nuevos padres explicaban la alegría de tenerla con ellos y los difíciles trámites de adopción.

Criada en una familia donde no faltaban medios, era una alumna brillante y tomaba clases de inglés, piano, violín y danza, explica el diario El País.

El caso aún tiene muchas incógnitas, como el móvil del crimen cometido por una madre deprimida –había perdido a sus dos padres en menos de un año– y unas fotos de la niña con medias de rejilla encontradas en el ordenador del padre, un disfraz según su defensa.

El matrimonio se conoció en 1990. Pero más de veinte años después ya no se entendían y Rosario, la madre, había buscado refugio en uno de sus clientes con quien mantuvo una relación extramatrimonial.

El caso consiguió una amplia repercusión mediática, tanto en España como en el exterior. Más de un centenar de testigos y expertos ofrecieron testimonio durante el juicio celebrado durante un mes en Santiago de Compostela. El jurado popular deliberaba su veredicto desde el lunes.