El Parlamento griego dio luz verde a la propuesta del Gobierno para negociar un tercer rescate por un valor de 74.000 millones de euros, pese a la abstención o voto negativo de una decena de diputados del partido del primer ministro Alexis Tsipras.
La propuesta presentada la noche del jueves por Atenas fue considerada por fin “positiva” este viernes por los acreedores, tras cinco meses de ásperas discusiones, al tiempo que Tsipras reconocía que está “lejos” de las promesas de Siriza pero es la mejor posible.
Esta doble actitud hacía retroceder, al menos de forma temporal, la sombra del Grexit, una salida de Grecia de la zona euro.
En su intervención en el Parlamento, el primer ministro griego pidió a los diputados de todas las tendencias un voto de “alta responsabilidad” para “mantener con vida al pueblo” y autorizarle a negociar este plan, al tiempo que reconocía que el Gobierno cometió “errores”, que el plan estaba “muy alejado” de las promesas de Siriza, aunque al final era el mejor posible.
El primer ministro recabó 251 votos favorables necesarios (de un total de 300 diputados) pero registró las bajas de una decena de diputados de su partido que se abstuvieron o, en el caso de dos de ellos, votaron contra el plan de acuerdo.
Entre los ocho abstencionistas figuran tres personalidades de su mayoría: el ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis, el ministro delegado para las cajas de la seguridad social, Dimitris Stratoulis, del ala euroescéptica de Siriza, y la presidenta del Parlamento, Zoe Konstantopoulou, tercer personaje del Estado.
La propuesta será examinada este sábado por los ministros de Finanzas de la zona euro, el Eurogrupo, antes de conducir “en el mejor de los casos a un acuerdo político” antes de una cumbre extraordinaria de los 28, el domingo, que podría relanzar oficialmente las negociaciones.
Examinarán en la cumbre el documento de 13 páginas titulado “Acciones prioritarias y compromisos”, publicado la noche del jueves al viernes, en el que, menos de una semana después de ser rechazado por un 61% de la población un texto muy parecido, Atenas se compromete a adoptar gran parte de las medidas propuestas por los acreedores.
Las propuestas del Gobierno de Tsipras se parecen mucho a las contenidas en el último texto de los acreedores sobre la mayoría de los temas litigiosos: pensiones, IVA, privatizaciones, impuesto de sociedades…
A lo largo del viernes, los mercados anticiparon los nuevos acontecimientos con un nuevo fortalecimiento del euro, una subida de las bolsas europeas y una clara relajación de los intereses de las deudas de los países del sur de Europa, empezando por Grecia.
Siriza apoya el capitalismo
Al frente del campo conciliador, el presidente francés François Hollande consideró las propuestas de Atenas “serias” y “creíbles”.
Mientras numerosos rumores apuntaban a un apoyo activo de Francia, muy implicada a favor de un compromiso, en la preparación de las medidas, el primer ministro Manuel Valls consideró “equilibrada y positiva” la posición de los griegos.
El Gobierno alemán, en cambio, declinó dar su opinión y se limitó a indicar que “no podía juzgar el contenido” de las propuestas en esta fase y “espera a que las instituciones comuniquen su parecer”, antes del Eurogrupo.
Una votación amplia -prevista a lo largo de la noche- de la mayor parte de la representación nacional griega a favor de una negociación sobre la base de este texto no ofrecía muchas dudas.
Vangelis Meimarakis, líder interino del principal partido de la oposición (conservador), pidió el voto a favor, lo que compensará posibles bajas en las filas de Siriza.
Algunos griegos que el domingo votaron no expresaban su descontento.
De siete a ocho mil personas se manifestaron la noche del viernes en Atenas convocados por el sindicato comunista PAME y partidos de izquierda. “Siriza apoya el capitalismo”, rezaba una pancarta.
“Si los griegos votaron masivamente que no también es porque querían acabar con el rigor. El Gobierno no lo tiene en cuenta”, deploraba Evgenia Roussos, una estudiante allegada al partido Antarsia (Amotinamiento).
Por la mañana, Tsipras había reunido al grupo parlamentario de Siriza a puerta cerrada. “O seguimos juntos o caemos juntos”, parece que advirtió, y argumentó que, más allá de las medidas de austeridad que desaprueban, tres cuartas partes de los griegos querían seguir con el euro.
“Había mucho sí en el no, y mucho no en el sí” en el referéndum, explicaba entre filósofo y resignado, Grigoris Manthoulis, un comerciante cuya actividad se ha ralentizado con el corralito bancario y la instauración de un control de capitales, el pasado 29 de junio.
Esta medida está prevista hasta el lunes pero el viceministro de Finanzas Dimitris Mardas dio a entender el viernes que podría alargarse con algunos acomodamientos.
Y ahora, la deuda
El Gobierno griego podría mantener la cabeza alta a pesar de todo si se cumple el deseo de Tsipras de abrir por fin “un debate serio sobre la reestructuración de la deuda” griega, que equivale a un 180% del PIB del país. Manuel Valls consideró necesario tener “una perspectiva clara” sobre este punto.
El tema divide a los europeos pero Atenas insiste, con el apoyo explícito de Francia, del FMI (cuyo ex director gerente Dominique Strauss-Kahn abogó a título personal a favor de una quita de la deuda griega en su primer pronunciamiento público desde 2011), del presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk, y numerosos economistas.
Berlín veía el viernes “un margen de maniobra muy reducido” para reestructurar esa deuda. Pero era casi un paso adelante respecto al jueves, cuando la canciller Angela Merkel dijo que una quita de la deuda griega estaba “excluida”. La opción más probable es una “reestructuración liviana” de la deuda.
El nuevo ministro griego de Finanzas, Euclides Tsakalotos, espera por su parte que “muchas exigencias de Grecia sobre la deuda sean aceptadas”, y mencionó sobre todo un intercambio 27.000 millones de euros de obligaciones entre el Banco Central Europeo (BCE) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MES), preconizado desde hace mucho por los griegos, porque esto le permitiría evitar el escollo de los más de 7.000 millones de euros que tiene que devolver al BCE en julio y agosto.
Tsakalotos recibió el “completo apoyo” en Twitter por parte de su predecesor, Yanis Varoufakis, ausente del debate parlamentario de este viernes “por razones familiares”.