En estos días de frío y de lluvia nada mejor que disfrutar de unas sopaipillas. Son ricas y las personas no comen solamente una. Además, durante todo el año es el producto más cotizado de los carritos de las calles.
Una sopaipilla de 50 gramos tiene 140 Kcals, lo cual corresponde a un 7% del requerimiento diario de un adulto (2000). Esto, sumado a su venta en las calles, obliga a adoptar ciertas medidas al consumirlas.
Maria Paz Espinosa, nutricionista y académica de la Universidad San Sebastián, comenta que “el alimentarse en la calle genera un riesgo para la salud. En el caso de las sopaipillas, además le sumamos que es un producto de alto contenido calórico y grasas dañinas que contribuyen al desarrollo de enfermedades crónicas como obesidad o alteraciones del colesterol”.
“Al calentar el aceite se forman una serie de compuestos como ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, radicales libres e hidrocarburos, entre otros, que son altamente tóxicos para el organismo y que se asocian a la aparición de cáncer o enfermedades cardiovasculares”, agrega la docente.
Para disminuir los riesgos de comer frituras, cuando se preparen las sopaipillas en casa, se debe utilizar aceite de origen vegetal (no manteca ni origen animal), que no tenga uso previo y realizar hasta un máximo de 3 frituras con él.
La nutricionista explica que hay que “calentar previamente a 160-200°C, y de esta forma el alimento absorbe un menor porcentaje de grasa y se logra mayor crocancia. Es por eso que es más recomendable prepararlas en casa, para tener mayor control de estos detalles”.
Una opción más saludable es hacer las sopaipillas al horno, si bien no será exactamente igual a las fritas, se logra un producto similar con menos aporte calórico y sustancias dañinas. Para ello Maria Paz Espinosa aconseja “poner en la lata del horno con margarina o rociada de aceite a 200°C por unos 7 minutos y luego aumentar la temperatura a 250°C unos 3 minutos más”.
Otro aspecto importante son los productos extras que se les puede agregar. Entre los aderezos más recomendables están la mostaza y el pebre, ya que tienen pocas calorías. En el caso de comerlas pasadas “las personas tienen que considerar que la chancaca tiene un alto contenido de azúcar, por lo que hay un aumento considerable en su aporte calórico”, dice la nutricionista.
A manera de resumen, la docente de la Universidad San Sebastián aconseja:
· Preferir las sopaipillas preparadas en casa.
· Consumirlas con moderación y esporádicamente.
· Probar haciéndolas al horno.
· En caso de comerlas en la calle, fijarse en el color del aceite donde se fríen, este debe ser claro y transparente.
· Evitar el uso de chancaca, ya que aumenta considerablemente el aporte calórico, aunque si lo hace esporádicamente, no hay problema.