Talcahuano y la región prosiguen por estos días su ofensiva ante las autoridades centrales para conseguir el compromiso que permita concretar el tercer dique de Asmar. El ministro de Defensa, Jorge Burgos vendrá a Talcahuano el próximo miércoles y se espera entregue señales en respaldo de esta iniciativa.

El área marítima denominada Bajo Belén es el lugar que se ha evaluado técnica y geográficamente para levantar el esperado tercer dique flotante, que daría un impulso no sólo a la comuna puerto, sino que a toda la región. Por esto, hay consenso a nivel de autoridades locales, parlamentarias y del propio astillero en darle prioridad a este ambicioso proyecto.

El alcalde de Talcahuano, Gastón Saavedra, se reunió hace pocos días con el ministro de defensa Jorge Burgos, lo hizo acompañado de los diputados Cristian Campos y Marcelo Chávez. El edil está convencido de que Asmar puede asumir económicamente este desafío a través de algún mecanismo financiero.

De ahí que las gestiones que se espera realizar con el Ministerio de Hacienda sean tal vez más relevantes que en la cartera de defensa, cuyo titular Jorge Burgos estará este miércoles de visita en la segunda zona naval y donde se cree podría comprometer el apoyo al tercer dique.

El diputado de la UDI por Talcahuano y Hualpén, Jorge Ulloa, miembro de la comisión de defensa de la Cámara, coincidió en que el financiamiento puede ser asumido por Asmar con una especie de préstamo de Hacienda y no comprometer el presupuesto de Defensa ni la Armada. Ulloa también se reunió por separado con el ministro Burgos, porque aseguró que hay plena coincidencia entre los actores de la región en este tema.

El tercer dique sería una obra monumental. Hoy Asmar recibe en promedio unas 25 embarcaciones al año en sus astilleros y debe desechar la atención de algunos buques mercantes por falta de espacio. Por esto es urgente modernizar sus instalaciones, con efectos que se estiman serán enormes en el empleo y desarrollo para la zona.

El proyecto considera un nuevo espacio de 350 metros de largo por 60 de ancho, las mismas medidas que tendrá el canal de Panamá tras el ensanche que ya es un hecho. Se espera por tanto apurar una decisión política que permita el traspaso de los 150 millones de dólares que se calcula costaría la obra.