Nota original de nuestro medio asociado Vivimos La Noticia

Fue uno de los funerales más multitudinarios del último tiempo en la costa de Curicó. Se trataba de la despedida para quien fuera en vida, Marco Santelices Rivera, padre, amigo, vecino, empresario, y deportista.

Por eso es que la comunidad de Iloca, Duao y alrededores se volcó completamente la tarde del sábado hasta la iglesia católica del balneario para despedir los restos de quien desafortunadamente encontró la muerte mientras se hallaba de visita en el Ecuador.

Terminada la ceremonia religiosa que fue presidida por el cura párroco de la zona costa Ricardo Varas, se cumplieron algunos ritos importantes.

El primero se desarrolló cuando Juan Santelices Rivera, hermano del desaparecido empresario hizo entrega de parte de sus cenizas a uno de los deportistas más destacados del litoral Hugo Guajardo, quien acompañado por una cincuentena de surfistas – se adentraron al mar para esparcir el contenido de una pequeña ánfora que llevaba los restos de Marco.

Terminado este primer ritual que terminó con un masivo aplauso de todos los asistentes, habló Juan Santelices, el familiar que debió desarrollar todos los trámites en el Ecuador, entre los cuales tuvo la penosa misión de reconocer su cuerpo.

Después se dio paso, al descubrimiento de un mural que lleva el rostro del desaparecido ilocano, frente al “Pub Saint River” y que fue pintando por el conocido “Abujón” y financiado con aportes voluntarios de amigos y familiares de Marco Santelices.

Más temprano, y en medio de la ceremonia religiosa, Luis Alberto Rivera, tío del malogrado ilocano, junto con agradecer la presencia de más de mil personas que acompañaron en este masivo funeral, pidió que alguna institución deportiva de la costa pudiera llevar el nombre de su sobrino para perpetuar por siempre su legado como surfista y “el gran amigo de las olas”.

Al caer la tarde y cuando en el cielo ilocano se formaba un maravilloso espectáculo -con los rayos solares que se entremezclaban con las nubes oscuras junto al pacífico, el ánfora principal con las cenizas de Marco Santelices Rivera, fueron llevadas hasta su última morada, el cementerio parroquial donde descansará para siempre.