Darse una ducha es algo muy simple, ¿o no? Si pensamos en el ritual que sagradamente se hace al ducharse –lavar el cuerpo, enjugar y secar con una toalla- puede que algo no se esté haciendo de la forma correcta.

Se ha convertido en una necesidad básica tomar una ducha diariamente antes de irse al trabajo o a clases. Los 11 minutos que en promedio toma estar bajo el chorro de agua, es reparador y para algunos es la única manera de despertar por las mañanas.

Y no decimos que esté mal, el problema es que muchas veces no se hace de la forma como se debería. Un mal uso de la ducha puede provocar un sin fin de consecuencias, sobre todo problemas ligados a la piel.

Es por eso, y para evitar que sigas haciendo algo mal mientras te duchas, te dejamos varios errores que se suelen cometer en ese momento:

1. Ducharse demasiado: Según explica la doctora María Sainz, jefa del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, nuestra piel es el primer mecanismo para defenderse de los agentes externos. Es por eso que indica que “Si estamos continuamente rasurando, lavando o haciendo correr agua por ella estamos quitando nuestras defensas”.

2. Usar mucho jabón: Sainz señala que el uso de este gel varía según la persona. Por ejemplo, si es alguien que tiene una vida más activa y hace deporte, va a requerir que utilice más jabón debido a que su sudoración será mayor en comparación a alguien que tiene una vida no tan ajetreada. “Lo ideal es usar jabón sólo en la zona de mayor sudoración y que en el resto del cuerpo corra el agua y listo”, añade la experta.

Además agrega que abusar de su uso podría significar que se está atacando el manto lipídico que recubre el cuerpo, destruyendo así su pH, el que se encarga de defendernos de agentes externos como bacterias, virus, ácaros y demás microorganismos.

3. Ducharse con agua demasiado caliente: El exceso de agua caliente destruye los aceites naturales de la piel, haciéndola más vulnerable, por ejemplo a la aparición de eccemas, incluso puede provocar picazón. Lo más recomendable, según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), es darse una ducha corta con agua tibia.

4. Utilizar mucho la esponja: El dermatólogo Raúl González recomienda emplear esponjas solo “Una o dos veces a la semana” y secarlas con la luz del sol después de usarlas “para evitar la colonización con mohos” que pueden causar foliculitis, hongos u otras infecciones peores, según consigna el Huffington Post.

5. No lavarse bien el pelo: Expertos señalan que una forma del cuidar el cabello es no lavarlo todos los días. Si bien muchos saben qué shampoo utilizar, existe una ignorancia al momento de aplicarlo correctamente. La AEDV asegura que “debe realizarse en sentido vertical y no acumularlo en la parte alta de la cabeza. Esto puede crear un enredo permanente imposible de solucionar como no sea con el corte, es lo que se denomina cabello en nido de pájaro”.

Posteriormente hay que “enjuagarse muy bien con agua abundante, si se desea puede aplicarse un acondicionador, peinar con una peineta de púas anchas que ayude a desenredar, y finalmente secar”.

6. No elegir la toalla indicada para secarse: Después de la ducha, sobre todo en los meses fríos, secarse rápido y vestirse es lo primordial, sin embargo, olvidamos que el secado de la piel es tan importante como la propia ducha. Para prevenir la piel seca lo mejor es utilizar una toalla suave, dando ligeros toques que eliminen el exceso de humedad y no frotando.