La justicia española liberó este viernes a Miguel Ricart, violador y asesino de tres niñas en 1992, que debía permanecer preso hasta 2023 según la denominada “doctrina Parot”, anulada en octubre por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo.
La violación y asesinato de Miriam, Desirée -ambas de 14 años- y Toñi -de 15- en la localidad valenciana de Alcácer, en el este del país, conmocionó a toda España en 1992.
Ricart, un ebanista descrito en la época como agresivo y antisocial, fue condenado en 1997 a 170 años de prisión.
En virtud de la “doctrina Parot”, un sistema de cálculo de reducción de penas en vigor desde 2006 que permitía retener a los condenados en prisión hasta el máximo de 30 años previsto por la ley, el hombre debería haber sido excarcelado en 2023.
Pero el 21 de octubre, el TEDH consideró “ilegal” la aplicación de este sistema de forma retroactiva en el caso de la militante del grupo armado independentista vasco ETA Inés del Río Prado, pidiendo su excarcelación inmediata.
Desde entonces, el fallo de Estrasburgo sentó jurisprudencia y decenas de reclusos españoles condenados por múltiples penas han sido liberados.
La mayoría son miembros de ETA aunque también figuran entre ellos delincuentes comunes responsables de múltiples asesinatos y violaciones.
El viernes, el tribunal de Valencia dictó liberar “de manera inmediata” a Ricart, en una decisión anunciada públicamente.
“No existe un pronóstico favorable a la reinserción” de este detenido, había advertido el martes el director general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste.
Antes que Ricart, numerosos autores de agresiones sexuales, violaciones y asesinatos, incluso de niños, habían salido de las prisiones de España en las últimas semanas, provocando la rabia y la angustia en el entorno de sus víctimas.