La pérdida de distritos y además circunscripciones emblemáticas en las pasadas elecciones, hicieron que el 2013 fuera un año negro para la Unión Demócrata Independiente (UDI). A esto se sumó un 2012 oscuro, con un panorama casi devastador, tras perder municipios como Santiago y Providencia, reconocidos como los bastiones del partido gremialista.

Malas decisiones – dicen en la UDI – que dejan en una posición cuestionable a la actual mesa directiva que encabeza el diputado Patricio Melero y el secretario general, José Antonio Kast. Dos nombres que se suman a una larga lista de lo que para muchos se transformaron en la “ropa sucia” que habrá que lavar, luego de la elección presidencial del 15 de diciembre.

Fecha que para varios de los militantes del partido que fundó el senador Jaime Guzmán, debería comenzar un profundo análisis sobre sus lineamientos para los próximos años. El senador Hernán Larraín ya se ha adelantado en sostener que la Alianza debería entrar en “autorreflexión interna muy profunda”.

Además, postuló que su partido tendrá que definir si la vía de representación será más apegada a la derecha, con énfasis en lo económico; o una vía más cercana al centro, más preocupada de lo social.