Más de 11.000 niños murieron en el conflicto sirio, 128 de los cuales por armas químicas, y 389 por fracotiradores, según un informe publicado el domingo por el centro de reflexión británico Oxford Research Group.

Según dichos datos, 11.420 niños sirios, de 17 años o menos, perdieron la vida entre el comienzo del conflicto, en marzo de 2011, y fines de agosto de 2013, entre los 113.735 civiles y combatientes que han fallecido en ese conflicto.

De los 10.586 niños cuya muerte tuvo una causa que fue precisada, 7.557, o sea 71%, murieron debido a “armas explosivas” (bombardeos aéreos, disparos de artillería, atentados con bombas, coches bomba), o sea el armamento “más mortífero para los niños de Siria”, destaca este informe, que se basa en los datos de varias organizaciones sirias.

“Los disparos de armas livianas son responsables de la muerte de uno de cada cuatro niños -2.806 niños, 26,5% del total- y entre ellos figuran 764 niños ejecutados sumariamente y 389 asesinados por francotiradores”, precisa dicho estudio.

Entre los 764 menores asesinados, se señaló que “112 fueron torturados”, cinco de los cuales tenían siete años o menos y once entre 8 y 12 años, según la misma fuente.

El informe señala también que “128 niños fueron registrados como muertos a causa de armas químicas en Ghuta el 21 de agosto de 2013″, en un ataque atribuido por la oposición siria y los países occidentales al régimen de Bashar al Asad.

Dicho ataque, que dejó varios cientos de muertos, dio lugar a una escalada de la tensión y al desmantelamiento de las armas químicas del régimen sirio.

Este informe destaca igualmente que “los niños de 13 a 17 años fueron las víctimas más frecuentes de los ataques deliberados, ya sea por disparos de francotiradores, ejecuciones o torturas”.

“Lo más inquietante de las conclusiones de este informe no es únicamente el número considerable de niños muertos en este conflicto, sino la forma en que mueren”, afirmó Hana Salama, coautora del informe.

“Todos los actores del conflicto deben asumir la responsabilidad de la protección de los niños”, insistió.

Su coautor, Hamit Dardagan, opinó que “sólo una paz duradera y no más bombas y balas” pueden “garantizar la seguridad de los niños”.