Un grupo de mujeres indígenas arribó este miércoles a Quito, tras caminar durante seis días desde la Amazonia, para pedir al presidente de Ecuador, Rafael Correa, que reconsidere su decisión de extraer petróleo en una reserva, a lo que se oponen junto a ecologistas.

“Estoy defendiendo a mi nacionalidad y a mi territorio, y no voy a dejar que llegue la explotación de hidrocarburos al (parque nacional) Yasuní”, declaró a la prensa Rosa Gualinga, quien acompaña a un centenar de nativas que marchó desde la provincia amazónica de Pastaza (sureste).

Con los rostros pintados con símbolos tradicionales de sus etnias, las aborígenes emprendieron la caminata el sábado último y pasaron por las provincias andinas de Tungurahua y Cotopaxi (sur) antes de llegar a la capital para mostrar su oposición a la explotación de crudo en el Yasuní, una reserva mundial de la biosfera con casi un millón de hectáreas de bosque tropical húmedo.

El 15 de agosto pasado, Correa anunció que dará paso a la explotación de los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), los cuales tienen reservas probadas de 920 millones de barriles de crudo, tras fracasar un plan para evitar la extracción a cambio de un millonario aporte internacional.

El 3 de octubre, el Congreso autorizó la explotación del bloque ITT, que representa un 20% de las reservas petroleras de Ecuador y que está localizado en un extremo del Yasuní, al levantar un impedimento constitucional a la extracción de recursos naturales en parques nacionales.

Empero, comunidades indígenas y grupos ecologistas rechazan la iniciativa gubernamental e intentan someter el tema a referendo, para lo que deben reunir unas 600.000 firmas de electores, a fin de que sea convocada la consulta popular.

Quienes se oponen a la explotación en el Yasuní, donde ya operan petroleras desde hace décadas, aducen el daño que se podría ocasionar a uno de los ecosistemas más diversos del planeta y el riesgo que implicaría para la sobrevivencia de los Tagaeri y Taromenane, pueblos indígenas en aislamiento voluntario.

“Habrá contaminación en los ríos. Nuestros hermanos Tagaeri van a ser muy perjudicados”, sostuvo Minga Equeria, otra indígena que viajó a pie hasta Quito.

Al acoger la solicitud del gobierno, el Congreso reafirmó que el Estado asumirá la explotación del ITT y que afectará apenas el uno por mil del parque Yasuní.

En caso de que la oposición al proyecto triunfe en un eventual referendo, se impondrá la decisión de las urnas sobre la adoptada por el Parlamento, según el oficialismo.