El Grupo Saieh atraviesa complejos momentos financieros debido a que no ha logrado cumplir con las condiciones que estableció cuando emitió bonos, situación que ha obligado al poderoso holding a renegociar los covenants, que son las limitaciones que imponen los bancos al “deudor”, para que se comporte prudentemente y pueda pagar la deuda.
En crisis está la cadena SMU -que incluye a supermercados Unimarc, Ok Market, Supermercados del Sur (SdS), Mayorista 10 y Alvi, entre otros- y requiere de dineros frescos para continuar sus operaciones. Por lo anterior, no sorprendió mayormente el aumento de capital por US$500 millones que informó en un hecho esencial a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS).
Álvaro Saieh, controlador de SMU y propietario de Copesa, Grupo Dial, Unimarc, Corpbanca, Hotel Hyatt, CorpVida y accionista de VTR, indicó a Diario Financiero que con esta operación “terminan definitivamente todos los problemas de flujo de caja de SMU, originados principalmente por los compromisos de Capex asumidos antes de la fusión de SMU y SdS, que han sido nada menos que US$ 600 millones en los últimos tres años”.
Este aumento de capital se realiza en momentos que se detectó un error en los estados financieros, referida a una subvaluación de los pasivos financieros de la empresa al 31 de marzo de 2013 por $38.978,962 millones (unos 82,6 millones de dólares), los que suben de 2.336,3 millones de dólares a 2.418,8 millones de la moneda norteamericana, esto es un 3,56% del total de los pasivos financieros de la compañía, según publica Diario Financiero. Asimismo, el total de pasivos subió de 3.325,7 millones de dólares a 3.408,3 millones, es decir, un 2,48%.
Estos números dejaron además en evidencia el incumplimiento de los covenants, relativos al nivel de endeudamiento financiero neto y el nivel de cobertura de gastos financieros netos, debido a que el primero alcanzó un 1,35 veces siendo que el máximo era 1,3; mientras que lo segundo requería un nivel de 1,5 veces, pero sólo se registró 1,4 veces.
Hace 6 meses la empresa ya había realizado una inyección de capital, incluyendo la emisión de bonos por 300 millones de dólares en el extranjero. A esto se suma que los accionistas ya han aportado 780 millones de dólares más los 400 millones de la moneda norteamericana obtenidos tras la fusión con Supermercados del Sur.
Dichos bonos emitidos se desplomaron en el mercado exterior perdiendo un 13% de su valor, complicándose la recaudación de dineros frescos para SMU. Además, de inmediato las agencias calificadoras de riesgo, como Feller Rate, recortó la nota de la empresa y dejó en entredicho la capacidad de Saieh para hacer nuevos aportes de capital a SMU.
Lo anterior, debido a que la calificadora “también considera la baja disponibilidad actual del controlador para realizar nuevos aportes de capital ante las necesidades de financiamiento que el grupo debe satisfacer en otras áreas de negocio”, según publica El Mostrador. Por otro lado, justificó bajar la “Categoría BBB” a “Categoría BB+” ante el “significativo deterioro de su flexibilidad financiera y el rápido debilitamiento en su posición de liquidez”.
LOS MANEJOS DE SAIEH
Para solucionar la crisis, Saieh ha realizado triangulaciones desde sus otras inversiones para lograr dar “caja” en SMU, con apoyo además de BancoEstado, y creando Fondos de Inversión Privados (FIP) con los cuales inyecta dineros al holding. Esto aparece como principal camino luego que la Comisión de Riesgo rechazara clasificar los bonos, impidiendo de paso que las AFP y algunos fondos mutuos puedan invertir en ellos.
Entre los manejos destaca el involucramiento de los seguros que controla el holding, CorpVida y CorpSeguros, que compraron cuotas de los FIP para obtener recursos frescos, amparados en que -según Corpgroup- ellos representan menos de un 2% de participación. Lo anterior, puesto que la legislación prohíbe a entidades bancarias dar crédito a una empresa relacionada de la que tengan más de un 5% de su patrimonio; y así le hizo ver la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), que cuestionó la operación que significó la adquisición por parte de Corpseguros y Corpvida de un 71 % de las cuotas del FIP.
Entre los FIP destaca el fondo Synergia, creado en marzo de 2010 por Celfin Capital, que aportó 150 millones de dólares a SMU luego de su creación con dineros de CorpBanca (propiedad de Saieh) que le dio un crédito de 115 millones de dólares, es decir, un 69% del capital total. Como la Ley de Bancos impide el traspaso directo de fondos, el holding se valió de este FIP para obtener los recursos, en una operación que transita en el borde de la legalidad.
Otra sociedad, Inmobiliaria e Inversiones RCC- que lidera el hijo del empresario, Jorge Andrés Saieh Guzmán- crea en octubre de 2010 el FIP Gamma, que obtuvo un crédito de 101 millones de dólares de BancoEstado, que pasaron a manos de SMU cuando éste se convirtió en accionista del holding. No obstante, BancoEstado ya había aportado 45 mil millones de pesos, lo que significa un 13% de la deuda que mantiene la cadena de retail a los bancos.
Según indica El Mostrador, entre 2010 y el primer trimestre de 2013, SMU acumula pérdidas aproximadas por 148.000 millones de pesos, cargando a la fecha con una deuda de más de 2.400 millones de dólares entre créditos con bancos locales, bonos con inversionistas institucionales y contratos de leasing no financiero correspondientes a arriendos.
Como una forma de salir de este oscuro escenario financiero, además de Synergia y Gamma, se crearon otros Fondos de Inversión Privada como Kappa, Alpha (I, II y III), Epsilon, Croacia, Brator y Delta. Kappa y Alpha fueron creados tras un aporte de 110 millones de dólares por parte de Saieh, mientras que el resto se mantiene en la más absoluta reserva respecto a cómo fueron financiados.
Si bien expertos y fuentes del diario electrónico afirman que una quiebra está lejos de ser un escenario posible, claramente deja en riesgo la credibilidad y transparencia del mercado. Incluso, no se descarta que se requiera una revisión de la Ley de Bancos para impedir estos vacíos legales que mantiene expectante al sistema bancario, especialmente debido a la caída del consumo según evidencian los últimos registros del IPC.