Una nueva muerte por el virus H7N9 de la gripe aviar fue registrado por las autoridades de Shanghai, llevando a 40 el número de muertos imputables a esta enfermedad aparecida recientemente en el ser humano.

El hombre que murió, de 56 años de edad, era esposo de otra víctima del H7N9. Y estaba hospitalizado desde el mes de abril.

La pareja de Shanghai era considerada uno de los raros casos de contaminación en una misma familia.

Sin embargo, por ahora no hay ninguna prueba de transmisión de un ser humano a otro del virus H7N9, según las autoridades sanitarias chinas y la Organización Mundial de la Salud.

Los expertos temen una mutación del virus, que le hace posible transmitirse fácilmente entre humanos, lo que podría provocar una terrible pandemia.

En mayo, la AFP pudo tener acceso exclusivo a la hija de la pareja muerta, que regresó de urgencia a Shanghai desde Francia, donde cursaba un doctorado en química en la Universidad Paul Sabatier de Toulouse (suroeste). Kelly Gu llegó un día más tarde acompañaba a su padre para constatar la muerte de su madre.

Dijo que la mujer, enferma desde hacía cinco días, fue dos veces a hospitales locales cuando el gobierno central anunció la aparición del H7N9.

Al día siguiente, cuando su fiebre subía y tenía dificultades para respirar, fue de consulta a Huashan, uno de los mejores hospitales de Shanghai. Pero el médico de Urgencias la envió de regreso a su casa y le prescribió tres días de reposo. Murió dos días después.

A fines de mayo, la Comisión Nacional de Salud y de Planificación Familiar registró 131 casos confirmados de infección por el H7N9, aparecido en el ser humano por primera vez en el invierno (boreal) pasado en China.

Según un estudio publicado esta semana por la revista The Lancet, 36% de los pacientes contaminados por el virus H7N9 murieron, frente a 60% de los infectados por otro virus de gripe aviar, el H5N1.

El H7N9 podría reaparecer en el otoño tras una calma este verano, según el estudio.