La policía turca desalojó el sábado por la fuerza a los últimos manifestantes que ocupaban el parque Gezi de Estambul, epicentro de las protestas contra el gobierno que agitan a Turquía desde hace dos semanas, luego de un nuevo ultimátum del primer ministro Recep Tayyip Erdogan.

Poco antes de las 21H00 locales (18H00 GMT) las fuerzas de policía intervinieron con camiones hidrantes para dispersar a centenares de personas que se habían reunido en la plaza Taksim, y luego ingresaron al parque, que desalojaron de sus miles de ocupantes disparando granadas lacrimógenas. Varias personas fueron detenidas.

“Entraron a la fuerza, con mucho gas. Nos pegaron, incluso a las mujeres”, contó a la AFP uno de los manifestantes, Ader Tefiq.

Apenas se conoció el desalojo del parque decenas de miles de personas salieron a las calles de Estambul y de Ankara pidiendo la renuncia del gobierno.

Dos horas antes el jefe de gobierno había lanzado una nueva advertencia a los manifestantes en un discurso pronunciado delante de varias decenas de miles de partidarios reunidos en un lejano suburbio de Ankara.

“Mañana tenemos una reunión pública en Estambul. Lo digo claramente: si la plaza Taksim no es evacuada, las fuerzas de seguridad de este país sabrán evacuarla”, lanzó Erdogan con el tono firme que adoptó desde que comenzaron las protestas.

El sábado, el colectivo Solidaridad Taksim, que reúne a 116 asociaciones y dirige la ocupación del parque Gezi, anunció su rechazo a evacuar el lugar a pesar de los gestos conciliadores del gobierno.

“Vamos a seguir nuestra resistencia contra cualquier injusticia en nuestro país (…) Esto es sólo un principio, ¡Nuestra lucha continuará!”, indicó en un comunicado.

La víspera Erdogan se comprometió a detener el proyecto de urbanización del parque Gezi hasta que la justicia se pronuncie sobre su legalidad.

Pero los irreductibles del parque Gezi rechazaron categóricamente lo que el poder presentó como una concesión.

“Nos quedaremos aquí porque el gobierno no ha respetado nuestras demandas”, dijo Ata, un manifestante del parque Gezi a la AFP.

El 31 de mayo la policía intervino para dispersar violentamente a los activistas ecologistas que protestaban contra la destrucción anunciada del parque Gezi y de sus 600 plátanos en el marco de un cuestionado proyecto urbanístico en la plaza Taksim.

La indignación provocada por esta operación motivó la más importante ola de protestas contra el gobierno islamista-conservador turco desde que llegó al poder en 2002. En numerosas ciudades del país decenas de manifestantes exigen la dimisión de Erdogan, acusado de autoritarismo y de querer islamizar la sociedad turca.

Erdogan, confiado en el respaldo de la mayoría de la población y cuyo Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) arrasó con el 50% de los votos en las legislativas de 2011, adoptó una posición muy firme frente a los manifestantes.

El domingo, el primer ministro participará nuevamente en una reunión pública con decenas de miles de manifestantes en Estambul.

La brutalidad policial y la intransigencia de Erdogan frente a los manifestantes le valieron numerosas críticas desde el extranjero, principalmente de Estados Unidos y de la Unión Europea.