Aquí estamos. Otro Abierto de Francia que nos convoca en París para la cobertura del campeonato Mundial de canchas lentas. Somos los únicos representantes de medios chilenos, para Radio Bío Bío y BioBioChile.

Y podemos dar fe que no es fácil ubicar a un periodista durante dos semanas para la cobertura de un evento de esta naturaleza. Sin tenistas chilenos en el cuadro grande, sin la gloria de Fernando González o el Nico Massú o, más atrás aún, aquellos años del siglo pasado con Marcelo Ríos siempre favorito aunque sin concreción.

Por eso es un mérito de la emisora. No estamos realizando autoreferencia. Vinimos a cubrir a Rafael Nadal, a Roger Federer, a Novak Djokovic, a Serena Williams y a María Sharapova. Pero también a los que serán el futuro del tenis chileno como Christián Garín, Guillermo Nuñez, Nicolás Jarry, Bastián Malla…

Los juniors en su último año en la categoría tratando de vestir de chilenidad un torneo que hasta no hace mucho gozaba de presencia nacional con público que llegaba de muchas partes de Europa y de Chile, claro, con tal de ver a uno de los suyos trepando lo más alto.

Habrá que esperar es cierto pero la semilla está plantada. Más allá del momento espectacular de Nadal quien busca su octava corona aquí; de Novak Djokovic, número 1 del mundo, campeón del último torneo grande disputado hasta ahora (Abierto de Australia en enero pasado….) y que desea como nadie conquistar su primer Roland Garrós: de la omnipresente figura del mejor de todos, el suizo Roger Federer y de la enorme categoría de Serena Williams quien está a los 31 años dos o tres escalones por encima de las otras, lo que importa es ver como les va aquí a Garín, Nuñez, Jarry, como se manejan en un torneo de esta envergadura. Como soportan la presión de demostrar que están para más…

Garín ya ha debutado con una victoria, Nuñez también; en singles perdió Jarry pero sigue en dobles. Garín con Jarry hacen una dupla muy buena, con entendimiento, con un entrenador, Martín Rodríguez, que sabe mucho de esto (fue un excelente doblista en los noventa…) y los hace jugar bien, disfrutando Jarry la potencia de los tiros de fondo de Garín para meterse en la red con su físico imponente (1,93 mts) y volear todo lo que pasa a su lado. Nuñez ha demostrado personalidad en su partido de single y también en dobles. Llegó a París tras ganar la especialidad en el Astrid Bowl de Bélgica en compañía del argentino Pedro Cachín, con quien también juega aquí…

Hay base. No hay que apurarla. Pueden perder antes de la final del domingo y ello no cambiará nada. Juegan bien, se hacen respetar en la cancha y ya tienen consideración fuera de ella. Una figura legendaria como Manuel Santana -campeón aquí en 1965-, director del torneo Abierto de Madrid uno de los Master 1000 de la temporada, nos ha preguntado en qué cancha juegan los chilenos porque los quiere ver.

Todo un honor.