Con unos 63.000 aficionados que debieron hacer largas filas, el estadio mundialista de Brasilia recibió con algunos problemas de iluminación el juego de apertura del campeonato brasileño 2013, último test antes de su estreno en la Copa Confederaciones el 15 de junio.

Considerado uno de los coliseos más modernos y bellos de Brasil, el Estadio Nacional Mané Garrincha, que acogerá siete juegos de la Copa del Mundo-2014, fue sometido a su última prueba con el juego entre Santos y Flamengo.

El compromiso fue planificado para que la FIFA verificara el funcionamiento del estadio con su capacidad casi a tope (72.000 espectadores) antes de que albergue el juego inaugural de la Confederaciones entre Brasil y Japón. El torneo es considerado el ensayo general del Mundial 2014.

El juego test adquirió relevancia adicional por la despedida del ídolo Neymar de su club Santos. La joven estrella disputó su último partido con la camiseta del “Peixe” antes de firmar contrato este lunes con el Barcelona de España.

Durante el primer tiempo se produjo una aparente falla en los reflectores que afectó la iluminación, observó la AFP.

Incluso el árbitro Wilton Pereira detuvo por unos instantes el juego para preguntar a los equipos si podían jugar en esas condiciones, tras lo cual reanudó las acciones. El inconveniente fue resuelto en la segunda parte.

Además de eso fueron unánimes las quejas de los aficionados por la largas y lentas filas para el ingreso. La policía no reportó ningún incidente y ya dentro del estadio los aficionados disfrutaron a placer de las modernas instalaciones.