Los servicios de inteligencia estadounidenses afirmaron este viernes que el mortal ataque al consulado estadounidense en Libia fue planificado, y en él participaron militantes vinculados a Al Qaeda, aunque hay “muchas preguntas sin responder”.

“Establecimos que algunos de los involucrados estaban vinculados a grupos que integran o son simpatizantes de Al Qaeda”, dijo Shawn Turner, portavoz del Director de Inteligencia nacional en un comunicado.

El presidente Barack Obama había asegurado el lunes que el ataque, que tuvo lugar el 11 de septiembre y costó la vida a cuatro norteamericanos en Libia, se debió a algo más que a “una multitud en cólera”. Además, pidió “ignorar” el film islamófobo que ha provocado una ola de ira en los países árabes.

La Casa Blanca afirmó, por primera vez la semana pasada, que se trató de un ataque terrorista, pero que todavía no han sido identificados sus autores, pese a la investigación que lleva a cabo el FBI.

Tanto el secretario de Defensa, Leon Panetta, como la canciller Hillary Clinton, consideraron igualmente que se había tratado de un “ataque terrorista”.

El jefe del Pentágono agregó que le tomó días al gobierno estadounidense concluir que grupos extremistas habían orquestado el asalto al consulado en Bengasi. “Cuando obtuvimos mayor información acerca del ataque, revisamos nuestra postura inicial” y “concluimos que se trató de un ataque terrorista deliberado y organizado llevado a cabo por extremistas”, señaló Turner.

Algunos legisladores republicanos manifestaron que el gobierno de Barack Obama supo, casi inmediatamente después de los hechos, que Al Qaeda estaba involucrado en el ataque, que acabó con la vida del embajador estadounidense y tres de sus colaboradores.

Pero Turner destacó, de todas maneras, que a pesar de los “progresos” en la investigación, “sigue habiendo muchas preguntas sin responder”.

En los primeros momentos tras los incidentes del 11 de septiembre, el Departamento de Estado había afirmado que el ataque al consulado se había producido en el marco de manifestaciones espontáneas de protesta contra la difusión de un video anti islámico, rodado en Estados Unidos.