Tras un intenso operativo de búsqueda en el sector de Los Molles en San Felipe fueron encontrados sanos y salvos dos menores y un adulto que la mañana del lunes se extraviaron cuando salieron de excursión en el sector de Tabolango en la comuna de Putaendo.

A eso de las 10:30 del lunes, Carlos Jiménez Jiménez de 70 años, decidió salir de excursión hacia el interior de Tabolango con sus sobrinos Gabriel y Sebastián S.D de 9 y 11 años, informando a su madre, funcionaria Municipal de San Felipe, que regresarían antes de las 14:00 horas.

Sin embargo pasadas las 16:30 horas los excursionistas todavía no aparecían y la familia comenzó a preocuparse porque los dos menores sólo andaban vestidos de short y polera y sin alimentos, presumiendo que algo había ocurrido por lo que decidieron dar aviso a Carabineros, quienes realizaron los primeros patrullajes en la explanada del sector de Tabolango hasta cerca de las 18:45 horas.

Como las horas pasaban y no habían señales de los niños y su tío, la autoridad pertinente dispuso un amplio operativo de búsqueda, sumándose unos 100 bomberos de las compañías de Putaendo, San Felipe y Santa María, más de 30 efectivos policiales, cerca de 40 lugareños a caballo, en moto y a pie desplegaron haciendo un rastreo entre Tabolango y los Baños del Parrón.

La búsqueda culminó pasadas las 22:10 horas cuando se informó que los dos menores y el adulto mayor habían llegado hasta la parcela número tres del sector de Los Molles en San Felipe donde un cuidador del recinto les facilitó un teléfono celular para comunicarse con la familia y avisar que se encontraban en buenas condiciones.

La madre de los menores extraviados, Alejandra Díaz, funcionaria Municipal de San Felipe, agradeció todo el apoyo recibido por parte de las autoridades, Carabineros, Bomberos y los vecinos para encontrar a sus hijos, los que llegaron a eso de las 23:30 horas a la Tenencia de Carabineros de Putaendo después de haber sido llevados hasta el hospital San Camilo para ser evaluados.

Carlos Jiménez Jiménez, aseguró que la neblina reinante en los cerros los había desorientado y que habían llegado hasta Santa María caminando, “no pensábamos que íbamos a tener tanta neblina, nos desorientamos y caminamos mucho, luego empecé a sentir calambres, por lo que debíamos parar cada ciertos tramos”.

A esto añadió que “los niños comenzaron a sentir hambre y a deshidratarse, por lo que decidimos comer pasto que tenía el rocío de la neblina, y con eso pasábamos el hambre y podíamos hidratarnos, cuando se nos hizo de noche, lo único que esperábamos era poder encontrar alguna persona que nos ayudara, hasta que llegamos hasta el sector de Los Molles, fue una experiencia que nunca pensé vivirla, pero que siempre supe que saldríamos adelante”.