En el marco de lo ocurrido el domingo recién pasado en el partido entre Colo-Colo y O’Higgins en Rancagua, donde un hincha murió apuñalado mientras se desarrollaba el encuentro, se puede desprender un análisis de lo que ha ocurrido en Chile con las barras de este deporte.

Éste, que era un mundo en el que se vivía un ambiente familiar y de entretención, se ha vuelto un mundo sórdido, que siendo minoría ha sido capaz de tomarse algunos sectores de las graderías, ahuyentando a quienes disfrutaban sanamente el fútbol.

Y es que las barras de los grandes clubes encontramos una especie de “patotas”, de esas que buscan dinero, es decir, son como barristas con afán de lucro.

El domingo pasado fuimos testigo que si bien los planes para dar seguridad a los estadios se aplican, acá fallaron. Y lo lamentable es que hubo un muerto de por medio.

¿Cuánto contribuyeron los dirigentes de los clubes a crear el fenómeno de las barras con su financiamiento?

El denominador común es que ya no existe ese ánimo de ir en familia a ver un partido, o de aplaudir al oponente cuando se realizaba una buena jugada. ¿Será que la transformación de las barras del fútbol es un ejemplo de la transformación de nuestro país?

http://www.youtube.com/watch?v=m69oC6Gl7gY