El ex guardián de un campo de exterminio nazi John Demjanjuk, de 91 años, condenado en mayo de 2011 a cinco años de prisión por participar en el asesinato de 27.900 judíos en uno de los últimos grandes juicios al nazismo en Alemania, murió el sábado en Baviera.

La policía alemana anunció que este apátrida de origen ucraniano, guardián del campo de Sobibor durante seis meses en 1943, en Polonia, murió en una residencia geriátrica de Bad Feilnbach, en Baviera, donde vivía desde su condena.

La fiscalía va a abrir una investigación rutinaria sobre las causas de su fallecimiento, precisó la policía.

Demjanjuk, nacido en abril de 1920 en Ucrania, había sido puesto en libertad pese a su condena por un tribunal de Múnich (sur) y se encontraba desde entonces en la residencia geriátrica.

La justicia consideró que no representaba ningún peligro debido a su edad y a su estatuto de apátrida, que le impedía salir de Alemania.

En mayo de 2009, Demjanjuk había sido expulsado de Estados Unidos, donde vivía desde 1952. Tras un juicio maratoniano de 18 meses iniciado en noviembre de 2009 en Múnich consideró que fue efectivamente el guardián del campo de Sobibor durante seis meses, en los que casi 27.900 judíos, esencialmente holandeses, fueron exterminados.

Demjanjuk negó insistentemente haber estado en cualquier campo de exterminación nazi. Sostenía que fue capturado en 1942 cuando estaba en el Ejército Rojo y trasladado de un campo de prisioneros a otro hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

Al término de la contienda, Demjanjuk se estableció en una periferia de Cleveland (norte de Estados Unidos), donde vivió discreta y tranquilamente, trabajando como obrero en una fábrica del constructor automovilístico Ford, criando a sus tres hijos junto a su esposa Vera y yendo a la iglesia regularmente los domingos.

A raíz de informaciones que indicaban que había sido guardián de otro campo de concentración nazi, fue desposeído de su nacionalidad estadounidense en 2002 por haber mentido sobre su pasado cuando hizo su petición de inmigración.

Estados Unidos quería expulsarlo pero ningún país aceptó acogerlo. Sólo Alemania, al final, decidió juzgarlo. Tras una batalla judicial, fue enviado a Múnich, la capital del estado de Baviera donde había vivido tras la guerra.

Seis décadas después de los juicios de Nuremberg, que condenaron a los principales jefes nazis que sobrevivieron a la guerra, el juicio de Demjanjuk fue uno de los últimos juicios de criminales nazis junto al del húngaro Sandor Kepiro, absuelto por un tribunal de Budapest por falta de pruebas y fallecido en septiembre pasado a la edad de 97 años.

Algunos historiadores subrayaron sin embargo que pese al despliegue mediático en torno a este juicio, Demjanjuk no había sido más que “un pez pequeño” en la persecución de criminales nazis.

Demjanjuk, que figuró en primer lugar en la lista de criminales nazis establecida por el Centro Wiesenthal, ya había sido juzgado en 1986 en Jerusalén, acusado de haber sido “Iván el Terrible”, un guardia ucraniano del campo de Treblinka conocido por su crueldad.

Condenado a muerte en 1988, fue puesto en libertad cinco años más tarde al dudarse de que fuera “Iván el Terrible”.

Según diversas estimaciones de historiadores, entre 150.000 y 250.000 personas fueron exterminadas en el campo de Sobibor.

El hijo del difunto, John Demjanjuk Jr, que durante años defendió a su padre en los tribunales y ante la opinión pública, lo presentó como “una víctima y un superviviente de la brutalidad soviética y alemana desde su infancia hasta la muerte”, en un comunicado enviado por e-mail a la AFP.

“La historia demostrará que Alemania lo utilizó vergonzosamente como un chivo expiatorio, para culpar a los pobres prisioneros de guerra ucranianos de lo que hizo la Alemania nazi”, añadió.

Efraim Zuroff, director en Israel del Centro Wiesenthal, lamentó que Demjanjuk haya muerto “en una cama en una casa de Alemania y no en la celda de una cárcel”.