Organizaciones ecologistas apuntan como gran responsable de la sequía que afronta nuestro país a la actividad minera. Esto después de que el Gobierno decretara zonas de escasez hídrica entre las regiones de Coquimbo y Valparaíso.

Como consecuencia de la compleja situación de sequía que atraviesa el país, el Ministerio de Obras Públicas decretó a las cuencas de los ríos Quilimarí, en la Región de Coquimbo, Ligua y Petorca además de la comuna de Quilpué, en la Región de Valparaíso, como zonas de escasez hídrica.

Una situación excepcional declarada por un intervalo de 6 meses sin posibilidad de prórroga, en la que el Ministerio otorgará atribuciones especiales a la Dirección General de Aguas para combatir las situaciones de emergencia, en cuanto a provisión y abastecimiento de la población.

Además, la Dirección General del Aguas podrá autorizar la extracción de pozos que no cuenten con derechos de aprovechamiento.

Una situación, que según apunta el director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, se incrementa por la actividad minera que se desarrolla en el país y más aún si el servicio ya no pertenece al Estado.

Si bien, los efectos de la sequía apuntan al calentamiento global, el economista y ecologista Marcel Claude, considera que la actividad minera tiene un rol fundamental.

A juicio de Juan Pablo Orrego, presidente de la ONG ecosistemas, el gobierno debe con urgencia implementar un plan de contingencia mucho más estricto que combatir sólo las situaciones de emergencia.

Algunas de las zonas beneficiadas con el decreto han disfrutado del mismo beneficio en meses anteriores, como consecuencia de la situación de sequía por la que se han visto afectadas desde el año pasado.