La guineana que acusa de agresión sexual al francés Dominique Strauss-Kahn, ex jefe del FMI, salió públicamente a la ofensiva, afirmando que dice la verdad y que quiere que vaya a la cárcel.
Después de 10 semanas en las sombras, esta limpiadora de hotel de 32 años decidió dar a conocer su rostro y su nombre al contar su testimonio a los medios por primera vez desde que acusó a Strauss-Kahn de agredirla sexualmente en una suite del hotel Sofitel de Manhattan, el 14 de mayo.
Nafissatou Diallo apareció este lunes en el programa “Good Morning America” de la cadena ABC, tras ser portada de la revista Newsweek el domingo, y se mostró firme en su determinación de no dar marcha atrás, aún cuando las dudas sobre la credibilidad de su relato podrían provocar el retiro de los cargos.
Robusta, de cara redonda, ojos grandes y voz suave, la empleada de hotel dijo que Strauss-Kahn la forzó a hacerle una felación, tras lo cual llegó a temer por su vida.
“Quiero justicia. Quiero que vaya a la cárcel. Quiero que sepa que uno no puede usar su poder cuando quiere hacer algo así”, dijo a la ABC.
Hasta ahora, lo que se sabía sobre esta mujer venía de los abogados, los fiscales o filtraciones en la prensa de los investigadores. Strauss-Kahn, en cambio, es una figura pública: al momento de la denuncia era director gerente del FMI y un claro aspirante -por el Partido Socialista- en la carrera por la presidencia de Francia en 2012.
Entrevistada por ABC, esta madre que cría sola a una hija adolescente contó en un fluido inglés con acento africano lo que según ella ocurrió en la suite del piso 28 del Sofitel.
Según su relato, Strauss-Kahn salió desnudo de la ducha para “agarrar” sus senos, y después -pese a sus súplicas- la obligó a bajar la cabeza hasta su pene.
Luego, cuando se enteró de la identidad del hombre, temió lo peor.
“Ellos me van a matar”, dijo. “Sé que si eso ocurriera en mi país, con un hombre poderoso como ése, me matarían antes de que alguien se enterara”.
Para los abogados de Strauss-Kahn esta aparición mediática de Diallo busca presionar a los fiscales a continuar con la causa penal, sin la cual una demanda civil potencialmente lucrativa seguramente no prosperaría.
Pero Diallo también parece querer recuperar su imagen pública, después de haber sido presentada en los diarios sensacionalistas como una caza fortunas, e incluso como una prostituta.
En la larga entrevista en Newsweek, habló con orgullo sobre su trabajo como limpiadora del piso 28 del hotel Sofitel y del miedo que tuvo a perder su empleo.
Para ella, ese trabajo de 25 dólares la hora era un sueño que la sacó de la inseguridad y la pobreza de una inmigrante y madre soltera. Antes de limpiar habitaciones en el Sofitel, Diallo había trabajado en una peluquería y en una tienda de alimentos del Bronx, después de escapar en 2003 a una vida dura en Guinea.
Según su versión, al ser agredida por Strauss-Kahn lo empujó pero sin utilizar toda su fuerza: “No quería hacerle daño”, dijo a Newsweek. “No quiero perder mi trabajo”.
Las dos entrevistas parecen destinadas a corregir algunas de las contradicciones sobre la vida de Diallo en Guinea, así como sobre el desarrollo exacto de lo sucedido en el hotel.
Diallo le dijo a Newsweek que en Conakry, capital de Guinea, fue violada por dos soldados y obligada a limpiar la escena del crimen. Sin embargo, fue vaga acerca de la fecha, para decir finalmente que sucedió en 2001. Al consultársele sobre su ex esposo, se limitó a decir que había muerto de “una enfermedad”, al igual que una hija pequeña, aunque no estaba segura de si tenía tres o cuatro meses.
Es discutible si esas inexactitudes se explican por el bajo nivel educativo de una inmigrante con una vida turbulenta, o si son evidencia de que está inventando una historia.
Los fiscales dijeron que Diallo admitió haber mentido en su solicitud de asilo a Estados Unidos y también alteró las declaraciones de impuestos con el fin de obtener beneficios para vivienda.
Pero la mujer, que dijo a Newsweek ser la hija de un imán de la zona rural de Guinea, afirmó no tener intenciones ocultas.