La crisis desatada en Dichato ya no responde a la falta de vivienda para los damnificados post terremoto; sino a descoordinaciones de diversos sectores que recién a 17 meses de la catástrofe distinguen que, el otrora balneario estrella de la zona está afectado por un problema de un trasfondo mayor.
El estancamiento de Dichato, la depresión en sus calles, el desánimo de sus habitantes hoy se traduce en una crisis profunda que llegó a las calles. Los damnificados ya no tienen más recursos que gritar su descontento y salir a protestar, el que ahora los ciudadanos quieran respuesta, a 17 meses de la catástrofe, hace correr a las autoridades locales.
El Intendente del Bío-Bío Víctor Lobos fue citado a La Moneda, sin duda para diversos temas, siendo el principal de ellos este Balneario. ¿por qué tanta lentitud en entregas de soluciones para la zona?
Sólo algunos se atreven a hacer un análisis del porqué han sucedido estas situaciones. Sergio Jara, director del Serviu, aseguró que no es momento para enemistades sino que únicamente para avanzar.
Si bien ninguna autoridad de Gobierno se aventura en declarar que hubo un año de trabajo perdido, algunos sí se acercan a eso. El diputado por la zona, Sergio Bobadilla, de la UDI, sí reconoce profundos errores que deberán enmendar con rapidez.
Asimismo ejemplifica con medidas concretas que recién llegaron por estos días, cuando la ciudadanía se tomó la carretera y vociferó a todo el país la desesperación y desesperanza.
Desde el Gobierno petitorios de los vecinos y respuestas van y vienen y el Gobernador Alejandro Reyes ya en medio de la crisis trata de enmendar, aunque todavía sin ir al fondo del problema social.
Quizás al Gobierno, parlamentarios, alcalde y líderes naturales sólo les faltó algo muy básico; saber escuchar, porque desde los mismos ciudadanos de la caleta vienen las ideas, iniciativas, soluciones, y más aún la respuesta de porqué es tan difícil avanzar.
Jaime Eriz, alguna vez presidente de la cámara de comercio local, hoy comerciante activo de Dichato asegura que lo que las autoridades no han entendido es que en el lugar existe un problema integral, que va más allá de reconstruir las viviendas caídas.
Ante la petición de una entrevista a la ex intendenta Jacqueline Van Rysselberghe, por medio de su periodista, se negó a referirse a la crisis de Dichato.
Y es que en Dichato no sólo se cayeron 800 casas, y se perdieron vidas con la devastadora ola, también se perdió la fuerza, el brillo de la caleta que en cada bienvenida sonreía al tursita; donde las personas necesitan ayuda sicológica, intervención del Sernatur, inyección de empleo local, promoción de pesca artesanal, residenciales que reciban turistas, porque además de cuántos inviernos pasarán sin casas dignas la duda a punta a cuántos veranos pasarán en éste balneario, sin precisamente el anhelado balneario que los retorne a la vida.