Independentistas quebequenses se disponen a manifestar el próximo fin de semana contra la visita del príncipe Guillermo y su esposa, a los que consideran mensajeros del federalismo y la dominación anglosajona.
La RRQ (red de resistencia quebequense), que moviliza a sus tropas a la orden de “Guillermo, ¡lárgate!”, llamó a una concentración en Quebec el domingo 3 de julio a mediodía.
La protesta tendrá lugar el cuarto día de la gira canadiense de la pareja británica que asistirá a una ceremonia en homenaje a la relación entre la ciudad y el 22 Regimiento Real de Infantería.
“El príncipe Guillermo y la princesa Catalina, si quieren venir a Quebec como ciudadanos británicos en un viaje de novios que vayan a pagar ellos mismos, no es un problema para nosotros”, dijo el portavoz del RRQ Patrick Bourgeois a la AFP.
“Pero si vienen por una invitación del gobierno federal canadiense que quiere herir en su amor propio y humillar a los independentistas quebequenses, ¡estaremos allí!”, añadió el joven, que tiene una maestría en historia.
Para Bourgeois la visita del príncipe no es otra cosa que una operación política del gobierno federal para mostrar al mundo que la provincia de Quebec acepta su lugar en el seno de Canadá.
Los británicos se hicieron con Canadá, incluido Quebec, en 1763 tras la Guerra de los Siete Años con Francia. Canadá, miembro de la Commonwealth, es independiente del Reino Unido desde los años 30, pero formalmente la reina Isabel II sigue siendo su jefa de Estado.
Quebec ha rechazado en dos oportunidades por referendo, en 1980 y 1995, la perspectiva de un Estado independiente, aunque en la segunda consulta el voto resultó muy ajustado.
El movimiento nacionalista, debilitado por derrotas electorales y disputas internas, sueña con un tercer referendo.
Bourgeois espera además repetir un éxito de 2009, cuando una manifestación forzó al príncipe Carlos a tomar una entrada segundaria para acceder a un cuartel.
Según los sondeos, dos canadienses de cada tres serían favorables a romper todo lazo institucional con la corona británica. Esta proporción es mayor en Quebec.
Pero la realeza también cuenta con fervientes defensores, reunidos en el seno del la Liga monárquica.
La organización reivindica tener unos 10.000 miembros, de los cuales 500 en Quebec, indicó su portavoz provincial Etienne Boisvert a la AFP.
Este estudiante de ciencias políticas es un quebequense descendiente de los franceses llegados entre los siglos XVI y XVII.
El principio de las relaciones entre británicos y franceses fue difícil, ciertamente, reconoce. “Pero son los primeros quienes llevaron a Norteamérica el parlamentarismo, la democracia y la doctrina de las libertades individuales”, explica.
La monarquía es para él “una institución feudal que ha sabido reinventarse”.
Y el hecho de que la reina resida a 4.000 km de Canadá no le molesta, porque el gobernador general está ahí para representarla.
“Pero hay ideas que circulan en el entorno monárquico: se podría instalar a un miembro de la familia real en cada uno de los 16 reinos de la Commonwealth”, añade.
“El príncipe Enrique, que tiene pocas probabilidades de reinar, podría establecerse aquí y fundar una rama canadiense. O el futuro joven soberano podría hacer rotaciones: seis meses en Canadá, seis en Australia, seis en Londres…”