El Parlamento francés adoptó definitivamente el miércoles la polémica reforma de la jubilación impulsada por el presidente conservador Nicolás Sarkozy al ser aprobada en la Asamblea Nacional (cámara de Diputados), pese a 7 semanas de una vasta movilización social.

La reforma, que elevará de 60 a 62 años la edad mínima de jubilación y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa, fue respaldada por 336 votos de la mayoría gubernamental de derecha (UMP) y centristas contra 233 de las filas de la oposición de izquierda.

El proyecto de ley que pondrá fin a la jubilación a los 60 años en Francia, vigente desde 1983, había sido adoptado el martes en el Senado por 177 votos contra 151.

Ambas cámaras ya habían aprobado el texto en primera lectura, el 15 de septiembre (diputados) y el 22 de octubre (senadores).

Esta última etapa legislativa dará paso a la promulgación de la ley por parte del presidente Sarkozy.

Prevista inicialmente para mediados de noviembre, podría ser aplazada hasta fines de ese mes pues el grupo socialista en la Asamblea Nacional adelantó que recurrirá ante el Consejo Constitucional.

La aprobación en la Cámara Baja se produjo tal como preveía el calendario del Ejecutivo y en vísperas de la séptima jornada nacional de huelga y protestas convocada por los sindicatos franceses que consideran esta reforma “injusta”.