Sebastián Piñera y Rafael Correa | fotopresidencia.cl

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El presidente de Ecuador, Rafael Correa, recibió el respaldo en Quito de su homólogo de Chile, Sebastián Piñera, tras la rebelión policial que fue considerada como un intento de golpe de Estado, y por la que ofreció disculpas públicas el mando de la Policía este lunes.

“Mi total apoyo al orden constitucional, a la democracia y al gobierno legítimamente constituido y elegido por el pueblo de Ecuador después de los lamentables sucesos”, dijo el mandatario chileno a periodistas.

Piñera acompañó a Correa en la ceremonia del cambio de guardia presidencial, en la que también participaron el argentino, Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz de 1980, y el presidente del Parlamento Andino, el peruano Wilbert Bendezú, quienes también expresaron su apoyo al gobernante ecuatoriano.

“Es un privilegio poder ser el primer presidente que visita” Ecuador “después de los tristes acontecimientos (…) Esta visita es una manera de expresar con mucha claridad este compromiso” de apoyo a la democracia, añadió Piñera tras una reunión privada de una hora con Correa.

Las visitas de las personalidades se dieron en el marco de las disculpas públicas del jefe de la Policía, general Patricio Franco, por la sublevación de uniformados, que dejó diez muertos y 274 heridos.

El comandante expresó que la institución -con 42.000 miembros- “presenta una sentida disculpa al pueblo ecuatoriano y al presidente (…) por los lamentables hechos” que fueron “protagonizados por un grupo de policías”.

Correa destacó el apoyo de Piñera y recordó la rápida reacción de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que el mismo día de la revuelta convocó a una reunión extraordinaria de mandatarios en Buenos Aires, que condenó lo que el presidente ecuatoriano y la OEA tildaron de intento de golpe de Estado.

“Quiero agradecer su preocupación en los momentos tan duros, tan tristes que pasó nuestra patria (…) resaltar no sólo la solidaridad, el respaldo siempre retórico, sino la eficacia del apoyo internacional”, añadió.

El encuentro presidencial en Quito coincidió con el arresto de un policía sospechoso de intentar arrebatar una máscara antigás a Correa durante la sublevación, en que el mandatario fue agredido por manifestantes y luego retenido por varias horas en un hospital de Quito.

“Hay la presunción de que él pueda estar involucrado en el intento de arrebatarle la máscara antigás que tenía el presidente al momento en que explotó una granada de gas lacrimógeno (muy cerca de Correa)”, dijo el viceministro de Justicia, Eduardo Sandoya.

El jueves último la justicia ya ordenó el arresto preventivo de otros 14 uniformados, incluido un coronel que era el jefe de la escolta legislativa. Mientras el ministro de Interior, Gustavo Jalkh, anunció que algunos agentes serían destituidos por la rebelión.

Durante la sublevación de unos 1.000 uniformados -según el Ejecutivo-, Correa denunció que fue secuestrado y hubo un intento de golpe de Estado y de asesinato en su contra.

El mandatario fue rescatado en un operativo militar que derivó en un cruce de balas con los insurrectos, que protestaban contra una ley que eliminó bonificaciones para la fuerza pública.

Correa responsabiliza del hecho al ex presidente Lucio Gutiérrez, derrocado en abril de 2005 y líder del partido Sociedad Patriótica, cuyo dirigente Fidel Araujo también está arrestado por incitar a la rebelión.