De muy graves, pero no sorprendentes, calificó Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, las palabras del embajador de Chile en Argentina, Miguel Otero, respecto de lo poco que habrían sentido los chilenos la dictadura de Augusto Pinochet, al igual que sus supuestas disculpas, fundamentalmente porque él es uno de los civiles cómplices de ese régimen.

Además, señaló que aunque de por si es un agravio para su agrupación el que Otero sea parte de este gobierno, resulta peor que haya emitido declaraciones diciendo que Pinochet fue elegido por la mayoría y que acá no pasó nada, porque eso es grave para los familiares, para las víctimas, para la sociedad, y eso en un marco en que nadie, fuerzas armadas y civiles cómplices, piden disculpas o perdón, o reconoce que las violaciones a los derechos humanos siguen pendientes.

Para la presidenta de la Agrupación de Ejecutados Políticos, tanto el embajador Otero como todos quienes se han sacado la careta deberían renunciar.

En tanto, para Gabriela Zúñiga, de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos, señaló que las disculpas del embajador no van al fondo, sino que se quedan en la forma.

Zúñiga agrega que le parecen absolutamente ajenos a la verdad e impropios de un embajador los dichos de Miguel Otero, así también como el apoyo que ha recibido del presidente de RN, Carlos Larraín, que intenta hacer aparecer como dictadoras de las comunicaciones al sector de familiares que lucha por esclarecer las violaciones a los derechos humanos.