Trabajadores del hospital siquiátrico El Peral iniciaron un paro para exigir que se les aclare cuál será el futuro del recinto que perdió el 50% de su capacidad tras el terremoto.

Sólo 150 camas de un total de 298 quedaron utilizables tras la catástrofe en el hospital, lo que significó el traslado de las atenciones de corta estadía al Sótero del Río y El Pino.

Además, se abrieron 48 plazas en las denominadas residencias protegidas que permiten integrar a los pacientes a la sociedad y conservar los puestos de trabajo de los funcionarios del dañado recinto que cuidarán de los enfermos en estos hogares.

Situación que no convence al secretario de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud del Peral, Darwin Estuardo, quien teme que esta modalidad deje de ser provisoria y se convierta en el fin del hospital.