El gobierno de Raúl Castro estimó este lunes que la reciente decisión de Washington de permitir que empresas estadounidenses exporten a Cuba algunos servicios de Internet, busca “desestabilizar” a la isla, que enfrenta desde hace casi medio siglo un embargo de ese país.

Al anunciar la medida hace una semana, el gobierno de Estados Unidos “expresó claramente que su objetivo es usar esos servicios como herramienta de subversión y desestabilización”, señaló una declaración de la cancillería cubana, entregada a la prensa internacional.

Estados Unidos anunció el 8 de marzo “la exportación de algunos servicios de comunicación en línea, como mensajería instantánea, chat y correo electrónico” hacia Cuba, Irán y Sudán, para fomentar la libertad de expresión.

“Se demuestra una vez más que el gobierno de Estados Unidos no está interesado en flexibilizar su política ni desarrollar una comunicación normal con Cuba, sino en el establecimiento de canales que faciliten su labor subversiva contra nuestro país”, añade la declaración de la cancillería.

Cuba limita el acceso particular a internet, que en la isla es sólo autorizado a extranjeros y algunos profesionales, como médicos y periodistas. Las autoridades alegan limitaciones financieras y físicas que impone el embargo, vigente desde 1962.

Pero Washington y opositores cubanos aseguran que el gobierno restringe el acceso a internet para controlar y coartar la libertad de información.

Los cubanos pueden acceder a la red en los hoteles que venden tarjetas de conexión a un costo de unos 7 dólares la hora, lo que les resulta prohibitivo cuando el salario mensual equivale a 17 dólares.

Las relaciones entre La Habana y Washington, enfrentados desde hace medio siglo, mejoraron bajo el gobierno de Barack Obama, con más intercambios sobre todo artísticos, lo cuales fueron casi anulados bajo la administración de George W. Bush.

Peo la tensión volvió a subir por el caso de un contratista estadounidense detenido en diciembre en Cuba, cuya liberación exige Washington y el encuentro de febrero pasado en La Habana de un alto funcionario norteamericano con opositores tras un diálogo migratorio.