El presidente Barack Obama recibirá el jueves un informe de los servicios de inteligencia con las conclusiones sobre el atentado fallido contra un avión comercial, en medio de acusaciones de que las agencias no manejaron bien los datos que tenían sobre el acusado.
Según el Washington Post, este primer informe debería concluir que “nadie fue suficientemente combativo para investigar acerca de lo que se sabía de Umar Faruk Abdulmutallab, nigeriano de 23 años, sospechoso de haber intentado hacer estallar un avión estadounidense de la línea Amsterdam-Detroit.
“Entre las fallas, ningún servicio verificó si Abdulmutallab contaba con una visa para entrar a Estados Unidos luego de que su padre alertara a la embajada estadounidense en Nigeria, el mes pasado, de su inquietud sobre la desaparición de su hijo y sus frecuentes viajes a Yemen”, publicó el periódico.
Según el Washington Post y el The New York Times, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) había interceptado comunicaciones electrónicas provenientes de Yemen que indicaban que un nigeriano no identificado estaba siendo entrenado para una misión de Al Qaida. Otras comunicaciones evocaban un plan de atentado en Navidad.
El día de Navidad, Umar Faruk Abdulmutallab, hijo de un destacado banquero, intentó hacer estallar un explosivo llamado PETN que escondía en su ropa interior mientras viajaba en un avión estadounidense con 290 ocupantes.
Para el ex secretario estadounidense de la Seguridad Interior, Michael Chertoff, se trata principalmente de un problema de reacción.
“Cuando tenemos a un padre que viene a la embajada para hablar de la radicalización de su hijo y que brinda su número de pasaporte, lo primero que se debe hacer es cancelar la visa. Pero se tomaron su tiempo, ahí está el problema”, subrayó este jueves a la CNN.
Obama había reclamado explicaciones a los servicios de inteligencia el martes, luego de calificar de “inaceptable” la falta de cooperación entre las agencias, una falla de la cual ya se había hablado tras los atentados del 11 de setiembre de 2001.
“Los servicios de inteligencia fallaron, así como los controles de seguridad, tras ocho años de guerra contra el terrorismo. Con todo lo que invertimos deberíamos esperar que el sistema funcione mejor”, comentó Bruce Hoffman, experto en terrorismo de la Universidad de Georgetown, en una entrevista con la AFP.
Sin esperar las primeras conclusiones, la CIA se defendió de las acusaciones de que no difundió correctamente las informaciones que tenía sobre el nigeriano. Los datos habían sido brindados por su padre en la embajada de Estados Unidos en Nigeria.
Según el portavoz de la agencia Langley (Virginia, este), la alerta del padre de Abdulmutallab había sido transmitida al Centro nacional de antiterrorismo (NCTC), agencia que coordina las actividades de inteligencia estadounidenses desde el 11-S, y que, para algunos, es el centro del mal funcionamiento.
El ex director de la CIA Porter Goss, citado por el Washington Post, apuntó contra la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (DNI), creada luego del 11 de setiembre para controlar el conjunto de servicios de inteligencia del país.
“Todo lo que sucedió el 25 de diciembre es exactamente el tipo de cosas que no deberían haber sucedido tras la creación de la oficina de la DNI”. Pero según él, “la DNI no progresó ni un ápice”.