La guerra de Vietnam generó numerosas manifestaciones en Estados Unidos, pero los estudiantes pacifistas de hoy no suelen salir a las calles para protestar contra los conflictos en Irak y Afganistán, y prefieren el mundo virtual.

“Hay una gran apatía y una desconexión creciente de los temas del mundo”, subrayó con amargura Hemnecher Amen, estudiante de la universidad de Howard en Washington, en una reciente manifestación poco concurrida contra las guerras de Irak y Afganistán en las puertas de la Casa Blanca.

Para él, esta deserción se debe a que “los estudiantes se preocupan más por buscar trabajo y ganar dinero”.

Otros creen que muchas asociaciones de izquierda no quieren poner palos en las ruedas a Barack Obama, tan poco tiempo después del inicio de su mandato. “Existe una especie de confianza en el hecho de que solucionará todo”, lamentó Sarah Esbenshade, una estudiante de 19 años, miembro de una asociación pacifista de la universidad de Stanford (California, oeste).

Tom Hayden, que fue un ícono de las manifestaciones contra la guerra de Vietnam en la década de 1960, tiene otra explicación más simple. En esa época “los estudiantes representaban lo más grueso del movimiento anti-guerra porque existía el reclutamiento obligatorio, punto”, dijo a la AFP.

Hayden, miembro fundador en 1962 del movimiento “Students for a Democratic Society” (SDS, estudiantes por una sociedad democrática), subraya que los estudiantes de hoy “reorientaron” sus actividades militantes hacia internet, contribuyendo especialmente a la victoria de Obama en las elecciones presidenciales de 2008.

Muchos firman peticiones en internet, escriben o leen blogs, pero para Stanley Aronowitz, que militó contra la guerra de Vietnam y actualmente enseña sociología en la City University de Nueva York, esto no hace más que encerrar a los internautas en una militancia virtual que considera ineficaz.

Reconoce que los sitios de socialización como Facebook, Twitter o YouTube tienen un potencial de movilización de masas, “pero atomizan también mucho más a la gente que cuando se iba a reuniones y se actuaba colectivamente”.

Jonathan Williams, al frente de la red pacifista Student Peace Action Network, cree que el problema no tiene que ver solo con la apatía de los jóvenes o de sus preocupaciones inmediatas, como su enorme endeudamiento, sino de una “criminalización de la protesta”.

Relata que fue detenido durante una manifestación durante la convención republicana el año pasado y recién fue liberado cuatro días después. Cuando, en 2007, policías utilizaron una pistola paralizante Taser para neutralizar a un estudiante que molestaba durante un discurso del senador demócrata John Kerry, lo ocurrido fue visto en un video más de 7 millones de veces en YouTube. “Después de ver eso, ¿estamos dispuestos a hablar fuerte?”, se preguntó.

Todd Gitlin, ex presidente de SDS que enseña en la universidad de Columbia de Nueva York, estima que todavía no hay una “masa crítica” de estudiantes contra la guerra capaces de movilizarse en la calle, pese a que un reciente sondeo de CNN muestra que el 58% de los estadounidenses está contra la guerra en Afganistán.

Pero si Barack Obama decidiera hacerle caso a su Estado Mayor, que reclama 40.000 soldados adicionales para ese conflicto, “ese podría ser el detonante”, predijo.