Al menos 40 personas murieron esta mañana en ataques contra la policía en las ciudades paquistaníes de Lahore y Kohat y en un atentado contra una residencia gubernamental en Peshawar, en una sangrienta escalada de la violencia que comenzó hace once días, según balances oficiales.
Fuente: Agencia AFP
Entre las víctimas figuran 10 atacantes, 19 policías, 10 civiles (entre ellos un niño) y una persona sin identificar.
Estos ataques pusieron en evidencia el poder de los elementos radicales armados para golpear en el corazón de Pakistán, así como la debilidad de las fuerzas de seguridad, mal equipadas, a pesar de las promesas de una nueva ofensiva contra los islamistas talibanes cerca de la frontera con Afganistán.
Las fuerzas de seguridad necesitaron cuatro horas para poner fin a los ataques en Lahore, la segunda ciudad del país, con 7 millones de habitantes.
Al menos 28 personas murieron en los intentos de asalto simultáneos contra 3 instalaciones policiales en Lahore y 11 en un atentado suicida con coche bomba en Kohat.
Por la tarde, una bomba estalló en una residencia de empleados del gobierno en Peshawar, con saldo provisional de 1 niño muerto, según una fuente médica.
Pakistán, un país que posee el arma nuclear, fronterizo de Afganistán y aliado clave en la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo, se ha visto minado por ataques reivindicados o atribuidos a los talibanes en los cuales han muerto más de 160 personas desde el 5 de octubre.
En Lahore, hombres armados con granadas y chalecos de explosivos atacaron una academia de comandos en el suburbio de Bedian, otra escuela policial en la zona de Manawan y las oficinas de la Agencia Federal de Investigaciones (FIA).
El centro de entrenamiento en el suburbio de Manawan ya había sido atacado el 30 de marzo por insurgentes que mataron a ocho reclutas policiales. Y el edificio de la FIA en Lahore había sido bombardeado en marzo de 2008, con saldo de 16 muertos.
El gobierno paquistaní aseguró que el país se enfrenta a una nueva guerra tras el incremento de los ataques en el corazón político del Penyab, lejos del centro guerrillero de la región tribal del noroeste.
Antes de que los insurgentes fuesen dominados, la policía advirtió del riesgo de más ataques en Lahore, la capital cultural del país, donde se han registrado varias ofensivas insurgentes desde marzo.
El Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP) reivindicó la mayor parte de los atentados que desde julio de 2007 dejaron más de 2.250 muertos en Pakistán.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se dispone a firmar una ley que otorga 7.500 millones de dólares para construir escuelas, carreteras e instituciones democráticas en Pakistán, como parte de una estrategia para desacreditar a los extremistas en Pakistán y Afganistán.