Jugar pin-pon a través del celular con una persona que se encuentra geográficamente apartada, mirar un espacio en ruinas y ver “virtualmente” sobre éste la construcción que antes lo ocupaba, o simplemente mirar hacia los pies y manipular una pelota que en realidad no está, ya es posible. Esto gracias al sistema de realidad aumentada, que consiste en agregar información a una imagen de video capturada a través de cualquier dispositivo (teléfono móvil o cámara).
Pero Pablo Roncagliolo, ingeniero civil electrónico de la Universidad Técnica Federico Santa María, decidió aprovechar su tesis para el Doctorado en Ingeniería Electrónica -del mismo plantel- para ir más allá. ¿De qué se trata? Aplicar este método al área de la salud.
Es que junto a su profesor guía, Agustín González, académico del Departamento de Electrónica USM, está trabajando en un prototipo que permita identificar el punto de ataque en cirugías al cráneo. Es decir, “el punto en la cabeza donde el cirujano hará la apertura”, explican.
Hasta ahora, tradicionalmente este problema se aborda a través de varias alternativas, dentro de las que la más económica considera una serie de exámenes al paciente, en base a cuyos resultados se puede identificar la zona que se desea intervenir. Así, con el conocimiento de los médicos de las zonas aledañas, éste podrá determinar el punto al que se accederá, siempre con el menor efecto lateral.
“Nuestro tema es cómo poder apoyar a ese tipo de médicos, que con equipos muy económicos o casi sin equipamiento, tienen que utilizar su experiencia para llevar adelante estas complejas intervenciones. Hay otros instrumentos bastante más sofisticados para conseguirlo, pero son muy caros y no están disponibles en todos los lugares donde este tipo de cirugías están disponibles”, dice el académico.
Por eso, explican que su propuesta es desarrollar un sistema de realidad aumentada, utilizando un dispositivo móvil de última generación con conectividad inalámbrica (bluetooth o wifi). “Éste consiste en que usando la cámara del celular, tomamos la imagen de la cabeza del paciente, que nos permiten reconocerla dentro de la imagen, para así conocer la posición relativa de lo observado, respecto de la cabeza”.
Teniendo esa información, el celular se comunica a través de wifi con un servidor que se encuentra cercano. El celular le comunica la posición en que él se encuentra respecto al paciente, y en el servidor (donde están los exámenes) se lleva a cabo un procesamiento para identificar cuál sería la imagen que desde esa perspectiva debería verse de la parte interna del afectado.
“Ese procesamiento se hace en un computador externo, y a través de wifi transmite la imagen correspondiente a la zona que desde ese ángulo se está observando. Lo que hace el celular es superponer la imagen del examen en la zona que corresponde. La sensación que esto genera es como que uno tuviera la capacidad de ver a través del cráneo, a través del teclado del equipo móvil es posible conmutar a un modo donde la imagen de la parte afectada es reemplazada por el resultado del examen. Todo en tiempo
real”, comentan.
El resultado neto es que el médico puede mover su celular, y cada vez se le irá presentando el resultado del examen que se ve desde esa perspectiva.
“En Chile existe una gran capacidad para el desarrollo de tecnologías de la salud, que es una de las áreas de mayor crecimiento mundial en investigación aplicada. Por eso, es satisfactorio ver que hemos sido capaces de desarrollar en Valparaíso, un sistema de tecnología de punta y con beneficios reales para mejorar la calidad de la salud en Chile, y por qué no en Latinoamérica”, dice Roncagliolo.
El proyecto, trabajado en conjunto con la Universidad de Valparaíso -donde Roncagliolo es prorrector- se encuentra actualmente a nivel de prototipo. Y si bien hasta ahora ha funcionado, reconocen que aún faltan algunas etapas por validar, junto con determinar qué velocidades se alcanzarán, es decir, cuántas imágenes por segundo serán capaces de procesar.